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EJERCITO 929

Tanta importancia se le da a la ciencia en aquel centro docente que se contrataron a los mejores tecnólogos y científicos de la época. Gracias a esa visión, se cuenta con ilustres profesores, entre los que destaca el nombre de Louis Proust, que impone la condición de contar con alumnos civiles, además de militares, y de no escatimar en medios. Todavía se conservan en Segovia los utensilios de platino que lo ayudaron a enunciar la conocida ley de Proust o de las proporciones definidas (1804). En 1783, Proust había asistido al primer vuelo parisino de un ingenio aerostático cautivo (globo Montgolfier) junto con su buen amigo Rozier, y repitió dicha experiencia en 1792 en El Escorial con materiales fabricados en la Academia de Artillería; el ingenio fue volado por un capitán y dos cadetes alumnos. No es extraño que fueran químicos y artilleros los primeros aeronautas, pues conocían bien los secretos de la fabricación del hidrógeno y su comportamiento físico. El Real Colegio crea a finales del siglo xviii la Casa de la Química, anexa al Alcázar de Segovia. Allí, se enuncia la citada ley de Proust y se publican los primeros anales de química de Segovia (1801, 1805). Durante todo el siglo xviii y posteriores, proliferan por toda la geografía española las fábricas de materiales para la guerra; donde había salitre y agua para mover las prensas, fábricas de pólvora, y donde se extraía mineral de hierro o cobre y madera que quemar, fundiciones. Hacia finales del xix, las exigencias de los ejércitos modernos inciden en la necesidad de asegurar la calidad de los suministros, lo que lleva a 70  /  Revista Ejército nº 929 • septiembre 2018 crear laboratorios especializados en la metrología, el análisis químico, la balística y demás disciplinas relacionadas con el armamento y los pertrechos de combate. Como hitos de la evolución habida en España, cabe destacar la entrada en funcionamiento (1848) de los dos primeros hornos altos de España, el Daoiz y el Velarde, en Trubia (Oviedo). Con ellos empieza a usarse carbón mineral —coque— en lugar del tradicional carbón vegetal, cuya producción, junto con la construcción naval a base de madera, deforestó inmensas áreas de las tierras españolas. También se usan las fundiciones para fines más pacíficos, como la fabricación en 1865 de los leones del Congreso de los Diputados (también llamados Daoiz y Velarde, ¡cómo no!) a uno de los cuales le faltan sus atributos masculinos, pero no por error del maestro fundidor, sino porque representan a dos dioses de la mitología griega (Hipómenes y Atalanta, los mismos que tiran del carro de la diosa Cibeles), uno de los cuales es Luis Proust, profesor del Real Colegio de Artillería de Segovia El Real Colegio crea a finales del siglo XVIII la Casa de la Química, anexa al Alcázar de Segovia. Allí, se enuncia la citada ley de Proust y se publican los primeros anales de química de Segovia (1801, 1805)


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