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LA VIDA NO ES EL TODO PARA EL HOMBRE, SU EJEMPLO PARA OTROS SÍ LO ES Tcol Infantería D. Claudio Temprano Domingo. Jefe del Grupo de Regulares de Alhucemas DOS TIRADORES EMBOSCADOS DISPARAN SOBRE TEMIDO ADVERSARIO, UNO LE HIERE DE MUERTE, OTRO LE MATA EL CABALLO Relato lleno de fuerza y dramatismo del último combate del teniente coronel Temprano, y de su sacrificio por salvar al Ejército de un nuevo Annual. Descripción de la terrible herida que le causó la muerte y las honras fúnebres que una ciudad agradecida, Ceuta, tributó al héroe, antes de su viaje final de regreso a la Patria. Juan Pando Despierto Historiador El jefe de los Regulares de Alhucemas fue una de las primeras bajas de la carga por él guiada. Temprano, que galopaba hacia el centro de la primera fila, pasó a la segunda por brusca extenuación de su caballo o haber sido alcanzado por un tiro de refilón, que le hiciera sangrar. Mermada la velocidad de su montura, Temprano se hizo vulnerable a los tiradores emboscados en las alturas que sobrevolaban los pasos de Hámara. Cerca del Mitzal, vieron A los coroneles D. Manuel Herraiz y D. Antonio Varet, de este historiador lisiado y soldado entero Publicado con la colaboración de parpadear las lengüecillas rojas de las ametralladoras en la otra orilla. En un minuto caerían sobre esos fuegos y los extinguirían. Fue entonces, impulsado Temprano como por la lluvia y el viento, su cuerpo alzado sobre la silla, para que su montura galopase más rápidamente hacia el triunfo, cuando le alcanzaron. A él y al caballo. Dos tiradores enfilaron su silueta. Ambos querían matarlo, porque 4  /  Revista Ejército nº 930 • octubre 2018 le conocían desde que la Línea del Lau fuese hervidero de asedios y sacrificios sobre un río de despropósitos. Temprano se ofreció voluntario, con sus Regulares, para socorrer a los defensores de Solano y Chentafa, posiciones cuyos jefes fueron el capitán Andrés Borlet y el teniente Vicente Lecina. Ambos murieron con su gente antes de que pudiera rescatarles. En los aduares gomaríes empezó a sonar el nombre de su frustrado salvador: El-Timpani. Y es que al guerrero normarroquí, si su adversario no tiene miedo a la muer-


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