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67 EL TERRITORIO El territorio entregado de facto por Portugal se limitaba a dos de las cuatro islas que, partiendo de la bisectriz del golfo de Guinea, se alinean en dirección sudoeste y que no dejan de ser la parte emergida de una cadena volcánica bajo el mar. Ambas islas, Fernando Poo y Annobón, ocupaban la posición primera y cuarta de la alineación. Entre medio de ellas estaban las islas de Príncipe y Santo Tomé, que siguieron bajo soberanía portuguesa. En cuanto al territorio continental, España recibió de Portugal la cesión de una franja costera que abarcaba todo el golfo de Guinea y llegaba por ambos extremos desde la desembocadura del Río Níger hasta la del Río Ogooué. Pero España no se estableció en el territorio continental, con lo que franceses, ingleses y alemanes fueron ocupándolo, como tampoco ejerció su soberanía sobre la isla de Fernando Poo hasta 1843, con la llegada de la expedición Lerena. La cesión recibida por el Tratado del Pardo era muy buena desde el punto de vista territorial y comercial, pues la isla de Fernando Poo quedaba centrada para comerciar en la franja costera transferida (en aquella época esto se hacía estableciendo factorías) entre los Ríos Niger y Ogooué (situada en los actuales países de Nigeria, Camerún, Guinea Ecuatorial y Gabón), mientras que Annobón quedaba enfrentada a la desembocadura de este último río. En 1900, por el Tratado de París, quedan finalmente definidas las fronteras españolas en el golfo de Guinea. La parte continental (luego Río Muni) se encuentra distante de Fernando Poo y no enfrentada con ella. Tampoco lo está Annobón, que queda alejada al sur. LOS HABITANTES. LAS ETNIAS Los habitantes nativos de la Guinea Española tenían distinta composición étnica, según la localización geográfica. En Fernando Poo estaban los bubis como tribu originaria. Sin embargo, en la isla estaban representadas diversas etnias del África occidental; destacaba una minoría procedente de esclavos liberados y asentados en Sierra Leona y Liberia, que fueron a trabajar a la Isla de Fernando Poo y se quedaron allí. Son los llamados fernandinos, que se caracterizaban por poseer apellidos europeos (británicos y españoles, sobre todo) y que tenían formación, propiedades y negocios; en este grupo también se consideraba a los mulatos de madre bubi y padre español. También existían lusoafricanos, cameruneses, hausas y, sobre todo, nigerianos que iban contratados como braceros para trabajar en las plantaciones y muchos terminaban quedándose en la isla. Con la autonomía de Guinea en los años sesenta, los fang del continente empezaron a desplazarse a la isla, atraídos por la mayor riqueza de la isla. En el continente, Río Muni, los fang (o pamues, que era como los denominaban los españoles) eran los principales habitantes y más numerosos (un 80 %). La zona de habitabilidad de la familia de tribus fang desbordaba ampliamente el ámbito de la Guinea continental española y se extendía por el sur de Camerún y por Gabón, ya que las fronteras eran completamente artificiales. Según les conviniera, se iban a vivir a un lado u otro de las fronteras, como pasó durante las dos guerras mundiales, cuando nativos procedentes de esos dos países cruzaron a nuestro lado para no ser movilizados por sus potencias coloniales. En la franja costera de Río Muni había otras tribus menores llamadas por los españoles «playeras», que son las de los bengas, combes, bujebas, balengues, etc. EL TRATADO DEL PARDO (1778) En el año 1778, por el Tratado del Pardo, Portugal cede a España las islas de Fernando Poo y Annobón y el derecho a comerciar desde el Níger al Ogooué, a cambio de concesiones territoriales en la frontera sur del Brasil. El tratado fue firmado entre los reyes Carlos III de España y María de Portugal. Para hacer efectiva la posesión, se organizó en Buenos Aires una expedición con dos fragatas y un bergantín, al mando del brigadier de los Ejércitos conde de Argelejos. El brigadier proclamó a S. M. Carlos III como rey de Fernando Poo, arbolando por primera vez en aquella isla la bandera española. De Fernando Poo, la expedición se dirigió a Annobón pasando por Santo Tomé, en cuya travesía falleció el conde de Argelejos. La expedición terminó diezmada por las fiebres, hubo hasta un motín, y en 1780, después de dos años de privaciones y sufrimientos, regresó al virreinato de Río de la Plata. LA ETAPA DE ABANDONO (1780-1843) Las malas experiencias de la expedición de Argelejos mantuvieron la presencia española fuera de aquellas tierras. Esa ausencia fue aprovechada por Inglaterra para ocuparlas con el pretexto de establecer en la isla de Fernando Poo el tribunal contra la trata de negros, que hasta entonces había estado en Sierra Leona, contando para ello con el permiso de España. El capitán Owens fundó Port Clarence, y comenzaron a desembarcar allí los cautivos liberados de las bodegas de los buques negreros capturados. Llegaron igualmente los sierraleoneses y se consideraba la isla como una colonia británica. En 1840, el Gobierno español del general Espartero pretendió vender la isla de Fernando Poo a los ingleses por 60.000 libras esterlinas; sin embargo, las Cortes hicieron fracasar el proyecto, cuya única presentación en la Cámara produjo una gran indignación en la opinión pública. LA RECUPERACIÓN DE GUINEA La indignación popular por el proyecto de venta provocó el envío de una expedición a bordo del bergantín Nervión. Con ella se abrió el período de presencia permanente de España. El capitán de navío Juan José de


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