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JOSÉ ANTONIO TOJO RAMALLO dos (102), maltrato y vejaciones. No faltaban en su relato las alusiones directas a numerosos compatriotas navarros con los que había entablado amistad durante su largo cautiverio, y que según su testimonio ―esto era lo grave― todavía se hallaban en poder de los tagalos (103). En ese estado permanecieron hasta que la noche del 28 de enero de ese mismo año, con las luces de un barco a la vista, desesperados, noventa de ellos se echaron al agua y fueron recogidos por el mismo, que resultó ser el USS Baltimore, desembarcando mes y medio más tarde en Burdeos (104). Desde allí ―al parecer―, y por sus propios medios, el grupo alcanzó Irún, despidiéndose y dirigiéndose cada cual a su tierra. José García se encaminó a Pamplona, presentándose a su llegada ante las autoridades locales para contarles su historia. Demandaba, al parecer, dos cosas: que se le abonasen las 10.000 pesetas que decía le correspondían por alcances derivados de la campaña, y el reconocimiento en forma de medalla a sus sufrimientos por la patria. Lo cierto es que, una vez llegados a la Península, de sus compatriotas nunca más se supo, como tampoco, después de que su historia saltase a los medios, del propio Perelló (105). (102)  El Eco de Navarra, 17 de mayo de 1910, p. 2: «De la playa de Noveleta nos enviaron á San Miguel de Mayumo, un pueblecillo de la provincia de Bulacan; de San Miguel á los montes de Blac-Nabató, donde antes hubo de firmarse un tratado de paz. De este último punto nos llevaron á San Isidro de Nueva Écija, después á Camarines del Norte y á Camarines del Sur; á San Juan del Monte, y finalmente á la isla de Tai-Tai donde hemos permanecido nueve años y medio». (103)  El Imparcial, 18 de mayo de 1910, p. 2: «... Recuerda los nombres de los compañeros que se han repatriado con él. Son: José Rafols Martín, de Tarrasa; Ezequiel Velasco Acebes, de Calabaza de Fuentidueña (Segovia); José Bulgueda Cebolla, de Sueca; Francisco Rivas Expósito, de Montroig del Real; Francisco Latorre Sarrón, de Codeyeta; José Santos Martínez, de Chiva; José Gómez Hernández, de Turia, Adrián San José Expósito, de Reinosa; Feliciano Martínez Espinosa, de Toro; Angel García Domínguez, de Zamora, y Laureano Senesio Mezquita, de Alcañices». El Eco de Navarra, 17 de mayo de 1910, p. 2. «… Donde empezamos á relacionarnos unos con otros, y á entablar amistades fué en Camarines del Sur. Allí comprobé que éramos 78 navarros los que estábamos prisioneros con los demás, que en junto ascendían á unos miles. Recuerdo á uno de Villatuerta, llamado Modesto Azcona Latasa; otro de Alsasua, Francisco Ceiaya Mazquirria; otro de Lacunza, José Atondo Tejedor; otro de Aguilar de Navarra, Marcelino Casado Albizu; y otro de Echarri-aranaz, Antonio Echevarría Luquin. Todos estos navarros, y los restantes hasta 78, cuyos nombres no recuerdo, continúan aún en la isla de Tai-Tai». (104)  Ibídem, 17 de mayo de 1910, p. 2: «El día 28 de Enero del año actual, á las diez de la noche nos echamos al agua noventa hombres, decididos á llegar hasta un buque cuyas luces se veían brillar hacia el puerto de Manila, que dista solo una legua de la isla de Tai-Tai. De los noventa solo llegamos 28 al buque, que era el Baltimore, barco de la marina yanqui. Allí nos recogieron; durante veinte días nos dieron 3 pesetas diarias y un pan, y más tarde, después de 44 días de navegación nos dejaron en Burdeos, donde desembarcamos hace pocos días, sin una peseta y muy satisfechos del comportamiento de los marinos yanquis». (105)   Resulta altamente sospechoso que ni uno solo de sus nombres aparezca en la prensa española del momento, corroborando o ampliando en otros diarios las declaraciones efectuadas por Perelló en Pamplona, como también resulta fuera de toda credibilidad la cifra de 4.143 españoles que, según este, todavía continuaban en la isla prisioneros de los tagalos. 124 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 142


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