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El beque del Vasa con un león como mascarón de proa en su extremo. dos en sus dos cubiertas, escasa obra viva y poco calado por falta de lastre, lo que hizo que su centro de gravedad estuviera muy elevado, haciendo que su estabilidad pendiera de un hilo. Y para remachar el clavo, como las portas inferiores estaban muy cerca del agua, se disminuyó todavía más su lastre. Rescate Tras el hundimiento se intentaron recuperar diversos enseres. A partir del año 1663, con el uso de una rudimentaria campana metálica, se consiguieron rescatar más de 50 piezas de artillería de las 64 que llevaba el Vasa en el momento del hundimiento. Pero con el tiempo el pecio cayó en el olvido, hasta perder su situación. Tras muchas investigaciones y rastreos durante cuatro años, finalmente el pecio fue encontrado en 1956 por el ingeniero y arqueólogo sueco Anders Franzes. Estaba hundido bajo cinco metros de fango en 33 metros de sonda. Comenzó entonces su explotación de forma sistemática y muy cuidada. Fueron necesarios cinco años para la extracción de todas sus piezas, y en 1961 fue llevado al nuevo Museo Vasa para someterlo a un profundo tratamiento con líquidos especiales y otros trabajos. LA MAR EN LA FILATELIA Sobre del primer día de emisión de los dos sellos con la popa y el beque del Vasa y matasellos del Museo Vasa. 806 Noviembre


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