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TEMAS GENERALES hacer caso de la más mínima regulación estatal o internacional. Naturalmente, en estos grandes grupos económicos incluimos todo tipo de empresas de producción y también de servicios, como consultoría, financiación, seguros, bancos y, sobre todo, las tecnológicas, que en lo que va del siglo XXI se están materialmente apoderando del mundo a través de la globalización. La ingeniería financiera y la evasión fiscal internacional sin ninguna regularización actúan mirando únicamente su propio beneficio económico, evitando mediante subterfugios legales el pago de cuantiosos impuestos en los países en los que operan. Para ello, establecen, como ya aprendieron hace muchos años, sus domicilios fiscales en los estados que ofrecen mayores ventajas desde el punto de vista de impuestos. A veces algunos tribunales europeos, atendiendo a la demanda de sus gobiernos, les imponen sanciones de miles de millones de euros, que pagan o recurren a instancias superiores, según les parece. Esta situación ha hecho que en 2017 el Gobierno francés, con su presidente Macron, haya acordado con la canciller alemana Merkel publicar una normativa conjunta que persiga el fraude fiscal de estas gigantescas empresas multinacionales. En España, Hacienda pretende aplicar una tasa especial, que no es sino un nuevo impuesto que no se sabe bien cómo y sobre qué conceptos se fundamentará. La desaparición de la Unión Soviética Es indudable que Rusia —ante el avance arrollador de la globalización que se produce a partir de la caída del Muro de Berlín, de la descomposición del Bloque del Este y de la propia Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas— ha cambiado desde principios del siglo XXI su política internacional, y con el acceso de Putin al poder trata de buscar su sitio entre las potencias económicas del mundo contemporáneo, y más concretamente entre Estados Unidos y China. Rusia intenta no solamente recuperar territorios que durante decenas de años estuvieron bajo su soberanía, como es el caso de la península de Crimea en el mar Negro y de algunos territorios próximos pertenecientes a Ucrania, sino también acrecentar su influencia en las repúblicas bálticas y Oriente Medio, donde ha llevado a cabo una política bastante agresiva al lado de los gobiernos de Siria e Irán. En definitiva, trata de disputar espacios de influencia global a Estados Unidos. Esta política es un intento de frenar la globalización que impulsan los grandes grupos multinacionales de Occidente. Las confrontaciones han sido y siguen siendo luchas por mantener o conseguir la independencia y, si es posible, la hegemonía económica. En la actualidad, es indudable que Rusia busca esa supremacía que pueda oponerse a los Estados Unidos y que conlleve una representación importante en el proceso globalizador. 2018 667


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