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El avance de las unidades estuvo bien coordinado con los apoyos de fuego, y funcionaron mucho mejor las transmisiones que en la operación Diana. Tomada y asegurada la cota 407, pudieron observar cómo el enemigo abandonaba precipitadamente el zoco de Arbaa el Mesti, por lo que se pidió apoyo aéreo para dificultar la retirada. Una escuadrilla de ME-109, desplazada desde Sevilla en vuelo directo (para lo cual montaron unos depósitos supletorios debajo del morro, lo que les daba aspecto de pelícanos), lanzó bombas que destruyeron, entre otros objetivos, dos de los ocho camiones de las bandas rebeldes, lo que causó entre ellas un gran efecto desmoralizador. Mientras tanto, el batallón del Soria 9 ocupó la cota 348 y, poco después, entraba en el Mesti. Antes de las 15.00 horas se habían cumplido los objetivos. Tras la reconquista simbólica en el zoco ambas unidades, de acuerdo con la orden de operaciones, se replegaron hacia Sidi Ifni bajo la protección del fuego de la artillería y de la aviación. El éxito de la operación Siroco fue indudable, al ser el enemigo duramente castigado tanto por la acción aérea como por las fuerzas terrestres, y demostró la capacidad de realizar acciones de fuerza inmediatas en el territorio. De hecho, desde entonces cesaron los ataques casi continuos a las posiciones avanzadas. En definitiva, esta operación produjo un duro quebranto material y moral del enemigo. Ello animó al capitán general de Canarias, López Valencia, a considerar necesaria, de la misma forma que estaba a punto de lograrse en el Sáhara, la reconquista de todo el territorio de Ifni en lugar de limitarse a la defensa de la capital. No obstante, las directrices llegadas desde Madrid no autorizaron otra operación que mantener la defensa. Las limitaciones internacionales, principalmente procedentes de Estados Unidos, con quien Marruecos mantenía cada vez mejores relaciones, hacían que la mejor opción fuera dejar las cosas como estaban. Por tal motivo, se volvió a retomar una operación similar a la de el Mesti, la Pegaso. OPERACIÓN PEGASO El 19 de febrero se inició la operación Pegaso, que también consistió en un reconocimiento en fuerza que inicialmente pretendía llegar hasta Tabelcut, teniendo como base de partida Buyarifen. Se trataba de seguir manteniendo en alerta permanente al Ejército de Liberación en Ifni para que no distrajera fuerzas en apoyo de las bandas del Sáhara, donde estaba en marcha la operación hispano-francesa Teide-Ecouvillon. El Gobierno General de Ifni dispuso que en esta misión interviniesen dos agrupaciones, la C y la M, apoyadas con una base de fuegos constituida por el II Tabor de Tiradores. También estaba previsto un importante contingente de apoyo aéreo a base de aviones Junkers para el aerotransporte de paracaidistas, una escuadrilla de aviones de bombardeo Heinkel 111 y otra de cazas Texas T-6. El mayor esfuerzo del apoyo aéreo se reservaba para proteger el lanzamiento paracaidista sobre la zona enemiga. También la Armada tenía como misión principal el apoyo al desembarco Las operaciones Siroco y Pegaso pretendían fijar a las bandas rebeldes en Ifni coincidiendo con acciones previstas en el Sáhara aéreo con el fuego de los cañones del crucero Canarias frente a Tabelcut y del destructor Almirante Miranda frente al Asif Aguendu. La Agrupación C, al mando del teniente coronel Crespo, estaba compuesta por la I Bandera Paracaidista (menos la 8.ª compañía, de guarnición en Alat Ida Usugun), la 23.ª compañía de tiradores más una sección de ametralladoras 26  /  Revista Ejército nº 932 • Extraordinario noviembre 2018 y un pelotón de morteros de 81 mm de la 25.ª compañía del IV Tabor . Lo previsto era que la I Bandera efectuase varios desembarcos aéreos, uno en el sur de Tabelcut, otro a caballo del Asif Aguendu y un tercero en la zona entre Id Buchini y Erkunt, mientras que el resto debía avanzar sobre vehículos hasta alcanzar Tabelcut. Por su parte, la Agrupación M, al mando del teniente coronel Delgado, quedó compuesta por la II Bandera Paracaidista, la VI Bandera de la Legión, una sección de zapadores y otra de morteros de 120 mm del Regimiento Ultonia. Sin embargo, la ejecución de esta operación no resultó como se había planificado, ya que la progresión de las columnas la retrasó la resistencia enemiga, superior a la esperada. La VI Bandera, tras romper el despliegue enemigo en Buyarifen, progresó hacia las cotas 455, 332 y 325, que fueron ocupadas al asalto, la primera por fuerzas de la II Bandera y las otras dos por la VI (la 12.ª compañía tomó la 332 y la 13.ª, de revés, la 325). A continuación, la II Bandera, desde Id Alí U Mehand, atacó y ocupó la cota 453, mientras la VI Bandera avanzó por las alturas que van paralelas a la carretera de la costa hasta las cotas 185 y 194, que permitían dominar por el fuego la zona del lanzamiento paracaidista sobre Erkunt. Al mediodía una columna motorizada, compuesta por la 3.ª compañía paracaidista, al mando del capitán Quintas Gil, y una sección de ametralladoras de la 5.ª, se dirigió hacia la zona de fuego para apoyar a la II Bandera.


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