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55 Realmente la RAF planteó la vista como un raid en el que varios aviones vinieron en vuelo desde Londres y des-pués realizaron infinidad de trayectos entre ciudades españolas con un sinfín de exhibiciones, y una vez en Madrid surgió este festival. DESARROLLO DEL CONCURSO DE SELECCIÓN DE TIPOS El concurso de selección de aviones españoles y la visita de los aviones extranjeros coinciden en el lugar (Cua-tro Vientos) y en el tiempo por lo que ambos se mezclan e influyen mutua-mente como desde el principio quiso la RAF. El concurso comenzó en mayo (unos días antes del festival) para los modelos de caza y reconocimiento, en junio para el de bombardeo. Las pruebas estuvieron cargadas de polémica: no se permitió que los avio-nes fueran pilotados por pilotos de la Aeronáutica Militar, lo que fue un pro-blema ya que en España apenas ha-bía pilotos civiles (esta prohibición se levantó posteriormente en el concurso de bombardeo). El día señalado ama-neció lluvioso por lo que se pospuso al día siguiente, pero además se autorizó la participación (fuera de concurso) de los aviones ingleses. Lo que pareció espectacular para los espectadores fue utilizado por los pilotos ingleses con la intención de mostrar su superioridad sobre los modelos presentados. Al tipo de reconocimiento concurrie-ron dos modelos, el primero presenta-do por la Hispano-Suiza, diseñado por Barrón y pilotado por el piloto chileno O´Page. El segundo fue presentado por los Talleres Herreter, diseñado por Lo-ring y pilotado por Rosillo. Se dejó de-sierto el primer premio por no cumplir con los requerimientos de visibilidad exigidos, obteniendo el segundo premio el presentado por la Hispano. Como diría poco después Barrón con amar-gura: «tampoco cumplían los aparatos extranjeros que fueron luego adopta-dos13 ». En caza se presentaron tres modelos, el de Talleres Herreter diseñado por He-raclio Alfaro (el Alfaro 8), pilotado por Rosillo, que llegó sin probarse por falta de tiempo debido a los plazos del con-curso, teniendo una rotura del tren de aterrizaje en las pruebas. El segundo avión de caza fue el pre-sentado por Amalio Díaz14, dueño de una fábrica de hélices de Getafe que también había realizado algunas repara-ciones de aeronaves y con anterioridad intentó fabricar un modelo diseñado por Adaro. El biplano, con motor Hispano Suiza de 180 Hp, comenzó las prime-ras pruebas con el piloto gallego José Piñeiro y al sufrir este un pequeño per-cance, tuvieron que buscar rápidamen-te otro piloto, consiguiendo realizar las pruebas oficiales con el piloto francés Popey. El avión no se clasificó por no cumplir todas las especificaciones, pe-ro obtuvo un premio de estímulo15. El último caza presentado fue el de la Hispano, diseñado por Barrón. Ob-tuvo el primer premio. Las magníficas cualidades del Barrón no permitieron a los aviones ingleses dejar patente su supremacía, por lo que en los días si-guientes enviaron un nuevo de Havi-lland (DH.9) con motor Napier de 450 Hp. Durante las siguientes exhibiciones, O´Page, pilotando el prototipo Barrón con un motor de solo 250 Hp se ba-tió el cobre con mucha dignidad ante la superioridad de sus competidores, como señala el ABC de 14 de mayo «es uno de los más rápidos y seguro». Simplemente era un prototipo frente a aeroplanos plenamente evolucionados y O´Page logró defender su prurito per-sonal y el del avión que representaba. Aunque me adelanto a los aconteci-mientos, el 8 de junio (ya después del meeting), en las primeras pruebas, se destrozó el avión de bombardeo dise-ñado por Juan de la Cierva, financiado por D. Juan de Vitórica y construido en el taller Vitoria. Tanto De la Cierva como Vitória habían subido como pasajeros en el meeting del 13 de mayo. No obstante, el trimotor (3 motores Hispano Suiza de 220 Hp) es descrito como muy original, con 5 toneladas de peso y 25 metros de envergadura. En ese momento ya esta-ba autorizado que pudiera ser pilotado por aviadores militares. Como señala el Madrid Científico: «Las pruebas empe-zaron bien. El capitán Baños se elevó en el biplano La Cierva volando a poca altura y aterrizando felizmente. Pero tocó luego la vez al capitán Ju-lián Ríos, y después de verificadas por este algunas evoluciones y hallándose a una altura de 20 metros, se paralizó el motor. El capitán Ríos, percatándose de la inminencia de la catástrofe, desa-tose las correas y se arrojó a tierra su-friendo heridas leves en la cabeza y en las piernas. Fue auxiliado por los nume-rosos espectadores que presenciaban las pruebas y se le practicó una cura en el botiquín del aeródromo. El bipla-no quedó completamente destrozado. Dícese que había sido construido a ex-pensas de Vitória y que había costado 125.000 pesetas. Tenía capacidad para 15 viajeros». ABC de 24 de julio. Preparativos para el despegue del avión italiano SVA-5 que la casa Ansaldo acaba-ba de regalar al rey ABC El avión Ansaldo pilotado por Stoppani en una toma en Gerona cuando se dirigía de Barcelona a Madrid


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