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Los miembros del jurado deliberan en presencia de los especialistas que compitieron en la prueba gastronómica momentos antes de emitir su veredicto. especial debido a su confesión religiosa. Para practicar todos estos aspectos, los participantes en las jornadas elaboraron un menú diario haciendo un uso ocasional del módulo ARPA 600-800, denominado así porque esas cifras delimitan la horquilla de comensales para los que puede cocinar al día. Pero sobre todo, se emplearon seis cocinas de campaña ARPA 250, cuatro de ellas de dotación en el AALOG nº 41 y otras dos cedidas por la empresa fabricante de este módulo, capaces de elaborar menús para 250 plazas (personas) bajo una tienda de campaña de casi 27 metros cuadrados que cuenta con instalación eléctrica, chimenea, menaje variado, una olla a presión con su elevador correspondiente y dos marmitas. «Es una cocina muy versátil, dura y de rápido montaje, que funciona con gasoil, el mismo que utiliza el camión que la transporta prácticamente a cualquier sitio», explica En esta prueba gastronómica participaron un total de 13 cocineros distribuidos en seis equipos, especialistas en Hostelería y Alimentación del Ejército de Tierra, más conocidos por su acrónimo HAM. Todos son personal de tropa de las AALOG nº 11 de Madrid, 81 de Santa Cruz de Tenerife, 21 de Sevilla, 61 de Valladolid, y la citada número 41, así como del Grupo Logístico de la Brigada Aragón, cuya sede se encuentra también en Zaragoza. Los participantes en el Army Chef trataron de esmerarse en la elaboración de uno de los dos platos con los que trabajaron en el concurso, en concreto, el potaje de bacalao, como les indicó Diego Barbero, «un alimento espartano, propio de en unas maniobras », coincidieron en apuntar alguno de los cocineros que participaron en la prueba, pero al que en esta ocasión trataron de dar un toque distinguido, personal e innovador, algo a lo que no están habituados en su día a día tras los fogones de las unidades logísticas. Este concurso gastronómico fue una de las numerosas actividades programadas a lo largo de una semana intensa de trabajo. «Hemos tratado de actualizar los conocimientos de los equipos de alimentación de la Brigada Logística para que sean capaces de elaborar platos ajustados a la plaza del rancho», afirmaba su jefe, el general de brigada Óscar Lamsfus, a la conclusión del acto de entrega de los galardones en la AALOG 41, al referirse al menú diario del soldado cuyo coste es de 7,50 euros: 1,25 para el desayuno, 3,75 para la comida y 2,50 para la cena. PUESTA AL DÍA En este marco, trece HAM del Ejército de Tierra fueron convocados en la capital aragonesa para renovar y ampliar sus conocimientos nutricionales en el ámbito de la cocina en maniobras y misiones internacionales aportando su propia experiencia en operaciones. Las jornadas sirvieron también para normalizar los procedimientos de elaboración de menús que respondan a una dieta equilibrada adaptada al combatiente y que puedan formar parte del catálogo culinario de una gran unidad como es la brigada. Estos especialistas abordaron, además, las necesidades dietéticas propias de celíacos —quienes podrán ingresar en las Fuerzas Armadas a partir del año que viene—, de los intolerantes a determinados alimentos o de aquellos militares que precisan de una comida Los concursantes aportaron un toque personal e innovador a los platos sin perder la esencia del rancho militar. Enero 2019 Revista Española de Defensa 41


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