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restringen el tráfico ilícito de armas en alta mar frente a sus costas y vigilan el tráfico ilícito de exportaciones petrolíferas desde ese país norteafricano. Y también, por supuesto, socorre a las personas en peligro de perecer ahogadas en la mar. Hasta el momento, se han rescatado 44.916 hombres, mujeres y niños; detenido a 143 presuntos traficantes de migrantes y destruido 545 embarcaciones. España contribuye a esta operación con un Destacamento Aéreo Táctico (DAT) dotado de un avión de patrulla marítima, en la actualidad un D-4 VIGMA, desplegado en la base aérea de Sigonella (Sicilia, Italia) y una fragata —la Reina Sofía— con una dotación de 204 miembros y una Unidad Aérea Embarcada compuesta por un helicóptero AB-212. Además, España aporta ocho personas a sus Cuarteles Generales. Rosa Ruiz Una responsabilidad de todos El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el primer Revista Española de Defensa 53 expreso de garantizar la seguridad de las fronteras de la Unión, luchar contra los traficantes de migrantes, prevenir flujos de migración ilegal y rescatar a las personas en peligro: son la operación conjunta de Frontex Themis (anteriormente denominada Tritón), que cubre el Mediterráneo central, y Poseidón, en la zona oriental de ese mismo mar; y la operación EUNAVFOR Med Sophia en el Mediterráneo central meridional, frente a las costas libias. Además, la operación civil EUCAP Sahel Níger colabora con las autoridades locales en la creación de capacidades que les permitan controlar los flujos migratorios. En este momento la operación Sophia es, sin duda, la que debe hacer frente a una situación más compleja por el desgobierno existente en Libia que facilita y potencia las redes de tráfico ilegal de seres humanos. Desde su activación en 2015, el mandato ini- internacional La misión ha rescatado a cerca de 45.000 personas desde el año 2015 cial se ha ido adaptando en sucesivas fases a las circunstancias, de manera que en la actualidad los cometidos de la misión pasan no solo por desarticular el modelo de negocio de las redes de tráfico ilícito de personas al identificar, capturar y destruir las embarcaciones utilizadas o sospechosas de serlo, sino que también contribuyen a la formación de guardacostas de Libia, ERA el gran asunto pendiente de las Naciones Unidas como garante de los derechos humanos; había que dar respuesta al mayor drama humano al que se enfrenta el siglo XXI. Y lo consiguió el pasado 10 de diciembre en la ciudad marroquí de Marrakech: por primera vez en la Historia, la inmensa mayoría de la comunidad internacional se ha puesto de acuerdo para dar el sí definitivo a un Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regulada. Aprobado ya por ministro marroquí, Saadeddine Othmani, en Marrakech. más de 150 países —entre ellos España—, el documento supone un marco de cooperación que sienta las bases para abordar la inmigración desde un punto de vista integral e invita a los Estados a elaborar planes nacionales de ejecución. El Pacto no es vinculante pero sí define intenciones y establece 23 objetivos, cada uno de ellos con un compromiso y una serie de acciones y buenas prácticas que, entre otras cosas, hacen hincapié en la necesidad de trabajar en asuntos elementales como la seguridad de los migrantes, combatir el tráfico de personas, y fomentar la seguridad y el desarrollo en los países de origen para evitar los motivos que les obligan a abandonar su hogar. Insiste en el incuestionable derecho de asilo para los refugiados y, sobre todo, dignifica al migrante como ser humano en un momento especialmente necesario. En una fecha en la que se cumple 70 años de la firma de la Declaración Universal de los Derechos Humanos el auge nacionalista y de movimientos xenófobos supone una declaración en defensa de los valores universales y una guía de actuación para los estados democráticos y organismos como la Unión Europea, la OTAN o la OSCE. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, afirmó en su discurso pronunciado en la Conferencia Intergubernamental de Marrakech que el Pacto representa un «avance cualitativo en el multilateralismo eficaz» y delimita «el camino a seguir para gestionar correctamente los flujos migratorios, la cooperación internacional basada en la responsabilidad compartida y la solidaridad». Borja Puig de la Bellacasa/Pool Moncloa


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