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SECCIONES - OBSERVATORIO INTERNACIONAL SIRIA, ¿MISIÓN IMPOSIBLE? Alberto Pérez Moreno. Coronel. Infantería. DEM. (R). Han pasado siete años desde el inicio de la guerra en Siria y el anuncio de la renuncia del mediador de NN.UU, Steffan de Mistura, parece dar la razón a las palabras de despedida de Kofi Annan en 2012. Es cierto que el rechazo de Damasco a la Comisión Constitucional propuesta, la existencia de reductos de ISIL y los enfrentamientos en la zona del Éufrates, o los problemas de los refugiados, corroboran una visión pesimista del conflicto. Sin embargo, la delicada tregua en Idlib, la apertura de pasos fronterizos con Jordania y los Altos el Golán, el posible regreso de Siria a la Liga Árabe, pero sobretodo, los esfuerzos de mediación de NN.UU, los acuerdos de Astaná y la inédita cumbre de Estambul 112  /  Revista Ejército nº 933 • diciembre 2018 permiten alguna esperanza. DEL PROCESO DE ASTANÁ Y LOS ESFUERZOS DE NACIONES UNIDAS A LA CUMBRE DE ESTAMBUL Es posible que Turquía y Rusia buscaran en Ankara el compromiso de Europa en la reconstrucción de Siria, pero la inédita cumbre en Estambul el 27 de octubre ha finalizado sin mencionar el tema ni sentar las bases para un posible plan de paz. Erdogan, Putin, Macron y Ángela Merkel se limitaron a refrendar el frágil alto el fuego en Idlib, insistir en un proceso político inclusivo liderado por Siria y el pueblo sirio y apostar por convocar la Comisión Constitucional antes de fin de año. No obstante, la declaración final rechazó las agendas separatistas destinadas a socavar la soberanía e integridad territorial de Siria, así como la seguridad de los países vecinos1. La reunión de Ankara ha demostrado —además de la ausencia de Trump— que tanto Putin como Erdogan quieren utilizar el acuerdo sobre Idlib como una apuesta en las negociaciones sobre el futuro de Siria. Además, Rusia que apoya a Bashar al-Assad, también quiere mantener a Turquía involucrada en las conversaciones de paz y los acuerdos de Astaná. La realidad es que el Dialogo Nacional Sirio, patrocinado por Rusia, Turquía e Irán en Astaná desde enero de 2017, se ha centrado más en la estabilización que en la resolución del problema sirio, favoreciendo así un cambio de fuerzas a favor de Assad. Uno de los logros de Astaná es haber conseguido reunir al régimen sirio y a la oposición —con ausencias notables— y acordar zonas de desescalada, aunque esto no evitó que las fuerzas del gobierno sirio atacaran y conquistaran tres de estas zonas2. Otra de las ventajas de Astaná es que permite a Moscú impulsar sus acciones en O.M. mientras encuentra compromisos entre Teherán y Ankara, o entre el gobierno sirio y la oposición. Pero Siria es un problema complejo que puede llevar a un callejón sin salida, como ha ocurrido en NN.UU. desde 2011, y todo hace pensar que al recientemente designado nuevo Secretario General Geir Pedersen, le espera una ardua tarea3. El saliente Secretario General Steffan de Mistura, al igual que sus predecesores, Kofi Annan y Ladjar Brahimi, tampoco ha conseguido avanzar en 4 años de múltiples reuniones con el Grupo de Contacto y delegados de Moscú, Teherán y Ankara. Su última visita a Damasco, a finales en octubre, se ha saldado sin sentar las bases de una transición política. El gobierno sirio sigue rechazando que entre los 150 miembros propuestos para la Comisión


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