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Luisiana española, donde pasaban a ser hombres libres y algunos integraban regimientos de infantería llamados «de morenos», según se ve en grabados y escritos de la época. Esta manipulación proviene de las incesantes luchas y derrotas sufridas por otras naciones europeas contra el mayor y más influyente imperio de la historia, el Imperio español. Es curioso ver que nadie se pregunta cómo los primeros vaqueros, supuestamente americanos, utilizaban los zahones y zaragüelles españoles y los sombreros de ala ancha andaluces, y cómo los primeros cowboys fueron españoles y montaban en sillas españolas. Por otro lado, hoy en día los senderistas americanos pueden recorrer los caminos y cañadas reales españolas del siglo xvi que unían Florida con la costa oeste a través de Santa Fe, que era un nudo de comunicaciones español. Los mapas de caminos reales españoles son actualmente muy populares para los visitantes de los estados del sur y suroeste. El más largo Camino Real español tiene 2.000 kilómetros y se encuentra en los Estados Unidos. Sin embargo, en los museos, en la historiografía norteamericana e instituciones 82  /  Revista Ejército nº 933 • diciembre 2018 académicas, se sugiere que el origen de los Estados Unidos son las trece colonias inglesas y la llegada del Mayflower, con los primeros colonos anglosajones, fecha que da forma al Día de Acción de Gracias. En la cultura popular norteamericana el pasado de la nación se cierne a un relato de la expansión de la América inglesa al oeste y al sur, donde solo había indios salvajes, y desprecian la verdadera historia. Quizá el origen de ese anterior desprecio anglosajón por todo lo español en Norteamérica se deba a que los EE. UU. son independientes de Inglaterra gracias a la decidida intervención y apoyo de todo tipo, militar, económico, político y financiero, de S.M. el rey Carlos III de España a las trece colonias. Diego de Gardoqui, empresario bilbaíno y primer embajador de España ante el Gobierno de Washington, el gobernador de la Luisiana, Bernardo de Gálvez, entre otros, y las armas, dinero, material, uniformes, equipo y la Armada española hicieron más por la independencia de los EE. UU. que Lafayette y el pequeño (en comparación) apoyo francés que, sin embargo, aparece en todos los museos norteamericanos como la gran nación que ayudó a los rebeldes. Quizá la culpa la tiene Carlos III, que ordenó ocultar y silenciar este apoyo para evitar revueltas en Hispanoamérica. Cosas de la historia. En definitiva, la mayor parte de las visiones generales de la historia de los Estados Unidos dan la clara impresión de que los ingleses y los norteamericanos anglosajones se dispersaron al oeste, la famosa conquista del oeste, y al sur por tierras despobladas, no colonizadas y apenas pobladas por algunos salvajes a caballo que, sin embargo, como el famoso jefe indio apache chiricahua Gerónimo (bautizado en una misión española con ese nombre), hablaban y escribían, casualmente, en español y montaban caballos españoles, puesto que en América nunca existieron los caballos hasta la llegada de los españoles, contradicción que aún no parece que hayan resuelto algunos historiadores americanos. En Alabama, Florida, Georgia, Virginia y Tennessee se desvanecieron casi todos los vestigios de la presencia española entre los siglos xvi y xvii. En 1979 las ruinas Los españoles introdujeron algo tan importante como el mestizaje, único entre las civilizaciones o imperios a lo largo de la historia


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