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LA ÚLTIMA BATALLA DE LA GUERRA DE LOS 80 AÑOS… 137 a más de tres meses de navegación de Manila, las nuevas plazas españolas sufrieron un problema crónico de abastecimiento. Aunque mundialmente conocidas por su exclusiva producción de clavo, estas islas no disponían de suficientes recursos para abastecer a la nueva población española. Fue nece-sario que cada año se fletase desde Manila una flota de comida, municiones y gente para que la nueva población pudiese mantenerse. La situación se agravó por la llegada holandesa, que como ya dijimos, éstos lejos de desistir en su control, destinaron un gran número de recursos a través de la VOC, para contrarrestar el poder español sobre ellas. Dos modelos coloniales se disputaban el mismo territorio, los holan-deses desde el sur (tras la circunvalación de Africa) y los españoles desde el norte (desde Manila y Nueva España en última instancia). Las rutas comer-ciales mundiales con inicio en Europa convergían en las aguas de las Molu-cas. La importancia estratégica de estas islas hizo que ambos imperios des-tinasen un gran número de recursos para su control. Las Provincias Unidas, delegando en la VOC, centraron su objetivo en la obtención de beneficios económicos, lo cual pasaba por lograr el monopolio del clavo y de la nuez moscada. Para ello necesitaban alianzas con los reinos locales (voluntarias o por la fuerza) y la expulsión de los rivales europeos. Para lograrlo desde los puertos del Mar del Norte salieron grandes flotas, que doblando el cabo de Buena Esperanza, y con escalas en Bantan y Amboina llegaban a Molucas. Frente a este modelo colonial surgió un modelo español, más basado en el prestigio (mantenimiento alianzas) y en las motivaciones religiosas (con-versión de los nativos). Aunque hubo intentos desde Manila de rentabilizar el clavo producido en las zonas de control español, esto nunca se logró. Los neerlandeses consiguieron el control de la gran parte de la producción, y el poco que escapaba a su dominio era gestionado por comerciantes portugue-ses que bajo el permiso español, lo trasladaban a Malaca. Todos los intentos que hubo de comerciar el clavo por Manila acabaron en fracaso9. La disputa sobre el control de las islas Molucas provocó un estado de tensión permanente entre españoles y holandeses en el archipiélago maluco. Los españoles con la alianza de Tidore se enfrentaron a unos holandeses que contaron siempre con el apoyo de Ternate. Ambos bandos concentraron sus fuerzas y recursos en base a la creación de una serie de fuertes en las islas, donde albergaban las fuerzas y recursos militares. El resto del territorio de la islas se convirtieron en tierra de nadie, zonas sin habitar, donde una simple salida exploratoria en busca de agua o de leña podía provocar ser capturado 9  SÁNCHEZ PONS, Jean-Noel: “Tiempos Malucos: España y sus Islas de las Especias, 1565- 1663”, en S. TRUCHUELO GARCÍA (ed.), Andrés de Urdaneta: un hombre moderno, Lasar-te- Revista de Historia Militar, 124 (2018), pp. 137-160. ISSN: 0482-5748 Oria, 2009, pp. 621-650.


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