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140 ANTONIO CARLOS CAMPO LÓPEZ FUERTES ESPAÑOLES: Ciudad del Rosario En Ternate, los españoles controlaron el franco sur de la isla. Sobre la antigua capital de las isla (Gamalama) y el fuerte portugués de San Juan Bau-tista (fundado en 1522) establecieron la capital: el fuerte-ciudad del Rosario (actual Kastella). Gracias a un gran esfuerzo constructivo dotaron al empla-zamiento de un solido recinto amurallado en el que se insertaban hasta diez baluartes defensivos. Su desarrollo, como el gran centro español de la zona, hizo que albergara tres iglesias (gestionadas por franciscanos, jesuitas y agus-tinos), un hospital, almacenes reales, tiendas, plaza de armas y pozos de agua. Era la residencia del gobernador de las Molucas, siendo su título oficial el de “Alcaide y castellano de la fortaleza de Terrenate y gobernador de la gente de guerra de aquel presidio” y albergaba la mayor parte del contingente español de la zona. También disponía de un barrio de extramuros donde residían los cristianos locales (mardicas), mestizos y población china. Frente a la ciudad, en la costa, una barrera de coral impedía la llegada de las grandes naves ho-landeses. A su espalda las escarpadas laderas del volcán y hacia el oeste la existencia de una zona deshabitada rodeada de un costa rocosa, la protegía de ataques enemigos por tierra. A pocos kilómetros de distancia, hacia el este y en dirección hacia las posiciones holandesas, se situaban dos fortalezas, que a modo de cinturón defensivo, completaban la protección sobre la capital y la base de los recursos de los españoles de este territorio. San Pedro y San Pablo de Don Gil Sobre una fortificación preexistente utilizada por los locales para el control del puerto de Talangame, los españoles la ocuparon en 1606. Tres años después, en 1609, bajo el gobernador Lucas de Vergara comenzaron las obras de remodelación. Entre la playa y la principal laguna de la isla, su ubicación estratégica en el punto más alto de la costa sur de la isla de Terna-te, sobre unos 200 metros sobre la costa, permitía a los españoles controlar los movimientos enemigos, ya que desde su posición se divisaba la fortaleza enemiga del fuerte Malayo. San Francisco de Calamata Sobre una colina, constituía la posición española más cercana al en-clave holandés del fuerte Malayo, y por lo que era llamada “frontera del Revista de Historia Militar, 124 (2018), pp. 140-160. ISSN: 0482-5748


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