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144 ANTONIO CARLOS CAMPO LÓPEZ disponían de tres fuertes (Fort Mauritius, Fort de Provintien y Fort Tabi-lolo), un año después consiguen hacerse con el fuerte español de Baquian (Fort Barneveld) y establecerse en la isla de Motir (Fort Nasau). A esto había que sumar su dominio de la costa norte de Halmahera y ya más lejos, el sur de las Molucas (con su control de Amboina y las islas Banda). Su agresiva apuesta colonial y su buena organización logística les hizo establecer un gran número de fuertes que acabaron rodeando las posiciones españolas. Frente a esto, los españoles se mantuvieron replegados en las posi-ciones iniciales, concentrando sus fortificaciones en la isla de Tidore y en la costa de meridional de Ternate. Mapa 3. Fuertes en el norte de las islas Molucas. Detalle: islas de Ternate y Tidore La isla de Tidore, gracias a una serie de fortificaciones a lo largo de su costa, fue de total control español. Hubo un intento neerlandés de esta-blecerse en Tidore, ocupando un fuerte en la zona sur entre los años 1613 y 1622 (Marieco), que acabaron abandonando ante el hostigamiento espa-ñol desde los fuertes cercanos. Los españoles completaron su control de las Molucas con enclaves en las costa de Halmahera y el norte de Sulawesi (lo que les permitía el acceso a alimentos como arroz y sagú) ademas de servir de puertos de escala de las embarcaciones procedentes de Filipinas por su situación al norte de Molucas. La superioridad naval neerlandesa era manifiesta, prueba de ello fue su capacidad para acometer empresas más ambiciosas que excedieron el marco de las Molucas, como la navegación al norte para realizar el bloqueo comercial de la bahía de Manila (1610,1617,1625) o el intento de captura de los galeones procedentes de Acapulco en el estrecho de San Bernardino. Revista de Historia Militar, 124 (2018), pp. 144-160. ISSN: 0482-5748


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