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154 ANTONIO CARLOS CAMPO LÓPEZ destacan la presencia del capitán y cabo de la tropa holandesa, así como del tambor y caja de guerra. También señala que únicamente 11 soldados holan-deses armados lograron retirarse con éxito del campo de batalla y refugiarse tras las murallas. Respecto al armamento destaca la captura de 85 mosquetes holandeses, diversas espadas y sombreros. Como trofeo de guerra y al uso de las costumbres de guerra de los pueblos locales, los españoles trajeron cabezas enemigas. Tras tantos años de guerra en estas islas, las tradiciones locales se introdujeron en los europeos que aquí peleaban. La captura de las cabezas enemigas a modo de trofeo era el mayor signo de prestigio bélico en la mentalidades guerreras locales. Diferentes testimonios de soldados españoles presentes en la batalla nos confirman este hecho, además de coincidir, con pequeñas variaciones, en el número de muertos y heridos. El sargento mayor Sánchez de la Cuesta ha-bla de 18 muertos y 12 presos y de la captura de 65 mosquetes y arcabuces53. El soldado José Cerillo, integrando la tropa al mando del capitán Lázaro de Herrera, confirma la captura de 14 soldados y la toma de 13 cabezas del bando holandés54. Juan de Ytamerren, otro de los soldados que luchó en el rosado del Malayo, al lado del sargento mayor, y que decapitó a un soldado ternate (siguiendo las costumbres locales llevó la cabeza al sargento mayor a modo de trofeo de guerra) nos confirma que la duración del combate se alar-gó por espacio de una hora. En su historial son 19 los holandeses captura-dos55. Desde el bando holandés se reconocen en 18 los soldados decapitados en combate y en 11 los capturados y llevados a Rosario (entre ellos uno de los capitanes)56. Los holandeses confirman (el gobernador general Cornelis Van der Lijn de la Compañía en Batavia en su informe ante el Consejo de Dirección en las Provincias Unidas a 31 de diciembre de 1649) que el 18 de julio de 1649, domingo al mediodía, 250 mosqueteros españoles reforzados por 600 tidores armados con espadas y escudos acometieron un ataque sobre su fuerte principal. Aunque exageraba el número de atacantes –forma de justificar la derrota ante sus superiores– coincide con las fuentes españolas en el número de soldados holandeses. La batalla tuvo transcendencia, y las noticias llegaron a Manila, el propio gobernador de Filipinas, se hizo noticia de ello, destacando la captu- 53  AGI, FILIPINAS, 52, N.12., “Confirmación de encomienda de San Nicolas” de fecha de 2 de diciembre de 1666. 54  AGI, FILIPINAS, 51, N.11., “Confirmación de encomienda de Payo, etc” de fecha 6 de abril de 1661. 55  AGI, FILIPINAS, 52, N.6., “Confirmación de encomienda de Dumangas, etc” de fecha 13 de noviembre de 1666. 56  TIELE, P.A. y HEERES, J.E: op.cit., vol. III, pág. 445. Revista de Historia Militar, 124 (2018), pp. 154-160. ISSN: 0482-5748


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