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UNA CRÓNICA DE LA RETAGUARDIA DE LA GRAN ARMADA. LEYVA, RECALDE... para permanecer en una formación ordenada, sino para mantenerse a flote. Afortunadamente, el día 31 una encalmada permitió que algunos barcos se reagruparan. Recalde alcanzó a otras cuatro naos y una galeaza, la Girona. Juan de los Ríos, embarcado en la urca Caridad, que avistó este barco, declaró respecto al estado de la nave napolitana que «entendía que iban a dar en tierra y que si no hallaban puerto se perderían» (37). Tres de las urcas rezagadas, el Gran Grifón, la Barca de Hamburgo y el Castillo Negro, habían conseguido navegar en conserva de la Trinidad Valanzera, de Alonso Luzón, una de las levantiscas más castigadas. La Barca de Hamburgo informó ese día de que estaba a punto de irse a pique. La calma posibilitó que alrededor de cien de sus tripulantes fueran transbordados a la Valanzera. Otros sesenta u ochenta pasaron al Grifón. Al día siguiente, la urca desaparecía a la altura de Malin Head, y ese mismo día Alonso de Luzón, capitán de la Valanzera, perdía también de vista al Castillo Negro y al Gran Grifón. Perdido contacto con la Valanzera, Gómez de Medina trató de mantener a flote al Grifón y dirigirse a la Península. Ambos barcos navegaron separados desde el 2 de septiembre. Durante dos semanas se encontró el viento del sudoeste, lo que le impidió avanzar. Los temporales y la gruesa mar de la primera quincena de septiembre habían dispersado a las unidades de la flota, que no habían podido seguir a Medina Sidonia, de manera que los barcos navegaban ya en pequeños grupúsculos o en solitario. Al grupo del San Juan se incorporaban y volvían a rezagarse tres barcos levantiscos que no conseguían mantenerse en su conserva debido a la mala mar. El mismo día 2, las tres levantiscas, la Lavia, la Juliana y la Santa María del Visón, perdían contacto por primera vez con el grupo, y el día 7 lo hacían para nunca volver a encontrarlo. Las tres navegaron unidas hasta que el día 17, con buen tiempo, decidieron fondear en Streedagh Strans, cerca del puerto de Sligo. El día 12 a la Valanzera se le abrió la popa, pero Alonso de Luzón consiguió mantener el barco a flote hasta que el día 14, frente a Kinnagoe Bay, fue a tocar con un arrecife. La Santa María soportó el temporal de los días 12 y 13 en solitario y consiguió avanzar mucho más al sur. La Santa María era uno de los barcos más castigados (38), por los combates en los que se involucró. A ello habían de añadirse las averías producidas por los temporales. Leyva decidió que, tras las tormentas soportadas, debía detenerse a hacer aguada, recoger bastimentos y repararse. Navegó hacia Blaksod Bay, en el condado de Mayo. El día 17 amaneció con buen tiempo y Leyva trató de acercarse a tierra, pero el barco embarrancó en Tullagham Bay, unas leguas al norte de donde se encontraban (37)  La batalla del Mar Océano, vol. IV, t. IV, doc. 7082, p. 346. (38)  AHN, OM (PPC), doc. 3511, núm. 38. Transcrito en La batalla del Mar Océano, vol. IV, t. III, doc. 6170, p. 422. Leyva escribe a Recalde y le dice que «no va otra nao tan trabajada ». Año 2018 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 19


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