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costeras constituyen líneas prioritarias de actuación del Ministerio que, además de seguir trabajando para aumentar la superficie protegida, está reforzando las actuaciones destinadas a conocer y proteger nuestros fondos marinos, ordenar los posibles usos del espacio marino compatibles con la preservación de la biodiversidad y dotar de medios adecuados las tareas de vigilancia y seguimiento de especies y hábitats. En este sentido, el pasado 7 de septiembre, el Consejo de Ministros autorizó al MITECO a realizar un encargo al Instituto Español de Oceanografía para que este organismo preste asesoramiento científico y técnico en la protección del medio marino. En concreto, el encargo contempla los trabajos necesarios para la aplicación de las estrategias marinas y del seguimiento de los espacios marinos protegidos de competencia estatal entre los años 2018-2021. A tal efecto se destinará un total de 25,4 millones de euros, distribuidos en los cuatro años. «Microplástico», palabra del año 2018 «Microplástico», la voz que designa los pequeños fragmentos de plástico que se han convertido en una de las principales amenazas para el medioambiente y la salud de los seres humanos, ha sido elegida palabra del año 2018 por la Fundéu BBVA. Esta es la sexta ocasión en la que la Fundación del Español Urgente, promovida por la Agencia Efe y BBVA, da a conocer su palabra del año, escogida entre aquellos términos que han estado presentes en mayor o menor medida en la actualidad informativa durante los últimos meses y tienen, además, interés desde el punto de vista lingüístico. Tras la elección de «escrache» en 2013, «selfi» en 2014, «refugiado» en 2015, «populismo » en 2016 y «aporofobia» en 2017, el equipo de la Fundación ha optado en esta ocasión por «microplástico», un término que pone el acento en la toma de conciencia en torno a uno de los grandes problemas medioambientales a los que se enfrenta la humanidad. Son pequeños fragmentos de plástico (menores de cinco milímetros) que o bien se fabricaron ya con ese tamaño para ser empleados en productos de limpieza e higiene o se han fragmentado de un plástico mayor (bolsas de la compra y envases de todo tipo) durante su proceso de descomposición. Su presencia en la arena de las playas, en los organismos de los animales, en la sal marina que consumimos y hasta en el agua que bebemos ha hecho saltar las alarmas y ha obligado a poner en marcha medidas para reducir el consumo de plásticos de un solo uso, responsables en buena parte del problema. También las grandes competiciones deportivas, como la edición 2017-18 de la Regata Vuelta al Mundo a Vela (Volvo Ocean Race), aprovecharon las sedes de las diferente etapas para programar varias cumbres oceánicas con el objetivo principal de apoyar la campaña de Naciones Unidas «Mares Limpios». Uno de los fines de la campaña es instar a las personas, empresas y gobiernos a comprometerse en reducir su «huella de plástico » y ayudar a combatir la contaminación causada por él en los océanos. Incluso dos de los buques participantes en la regata, Turn the Tide on Plastic y AkzoNobel, montaron a bordo pequeños laboratorios para el análisis de la calidad y composición del agua marina y para obtener datos sobre los niveles de contaminación microplástica. Desde el punto de vista lingüístico, la Fundéu le dedicó una de sus recomendaciones diarias a este término que, aunque no aparece aún en la mayoría de los diccionarios de español, está bien formado a partir del elemento compositivo «micro» y el sustantivo «plástico ». Con esa recomendación, la Fundación recordaba que, como sucede en general con estas palabras, se escriben unidas a la voz a la que acompañan, sin dejar en medio un espacio ni intercalar un guion (no «micro plástico » ni «micro-plástico»). A. P. P. NOTICIARIO 176 Enero-feb.


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