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>> Nuestros legionarios 1993-2018: UN CUARTO DE SIGLO SIN ARTURO Se puede matar al soñador, pero no al sueño (David Abernathy). Redacción 2º Tercio Posiblemente fuese esa la idea que perdurara en la mente y en el corazón de nuestro siempre recordado teniente Arturo Muñoz Castellanos, cuando con sus veintiocho primaveras, al mando de la 2ª Sección de la Compañía Alba compuesta por miembros del 2º Tercio “Duque de Alba” prestaba ayuda y socorro a todos aquellos que lo necesitaban en tierras balcánicas. Solo anteponiendo la Misión y la vida de sus legionarios, jamás se detuvo a evaluar la naturaleza del que lo necesitaba. Sin importarle su procedencia, etnia, color de piel, religión o connotaciones sociales y políticas, su principal obsesión fue la de proteger al desvalido, a los niños y ancianos, a los heridos y a todo aquel que se hubiese visto inocentemente envuelto en un hecho tan inhumano como lo es un conflicto bélico. Respetado por sus superiores, admirado por sus compañeros y querido por sus subordinados, destacó por ser un fiel cumplidor de todos y cada uno de los espíritus del Credo Legionario. Un día antes al fatídico 11 de mayo de 1993, tras recoger plasma, suero y otros medicamentos en la ciudad de Metkovic, al mando de su 2ª Sección, los depositó en el Destacamento de Medjugorje, donde permanecerían hasta el día siguiente en que los distribuirían a los hospitales croata y musulmán de la ciudad de Mostar. La misión encomendada, la habían ejecutado en innumerables ocasiones anteriormente, con lo que no tendría que causar alteración alguna en la forma y manera de actuar. La única diferencia era que semanas antes se había recrudecido la situación entre HVO y Armija, creando un clima de hostilidades casi insostenible y viéndose peligrar la relativa calma que aparentaba la zona. Tras entregar la parte correspondiente en el hospital croata, mientras descargaban lo propio en el centro musulmán, fue alcanzado por la onda expansiva y la metralla de una granada de mortero que cayó en las inmediaciones por las que se encontraba el oficial legionario. Fue estabilizado y trasladado al destacamento de Drácevo donde se le intervino de inmediato de las graves heridas que sufría. El día 12 de mayo, tras su traslado a territorio nacional e ingresado en el hospital Gómez Ulla, llegaban todo tipo de noticias y ninguna de ellas atrayentes. Solamente quedaba enco- 38 545 · IV-2018 La Legión


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