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LA CASA JUNTO AL MAR (LA VILLA, Robert Guédiguian, 2017) Las reuniones de amigos después de los años, la vuelta de los hijos a su ciudad natal, el retorno de la familia para acompañar a los padres en sus últimos momentos de vida, todas ellas son tramas de un género cinematográfico muy reconocible dentro del drama, que además suele dar buenos resultados. Al menos ese ha sido el caso de la nueva película del director francés Robert Guédiguian. En La casa junto al mar, tres hermanos (dos hombres y una mujer) acuden desde diferentes lugares a la vivienda familiar cuando su padre sufre un infarto cerebral. Los recuerdos retornan; no solo los buenos, sino también los que los han separado tantos años. En concreto, la tragedia que provocó el éxodo de la hermana y el odio de esta hacia su padre. A pesar de que el largometraje pertenece de lleno al cine de autor, supone un muy estimable intento de distanciarse del género posmoderno europeo. Para Guédiguian, este cine de autor no tiene por qué ser minoritario; es más, debe tener el mismo objetivo que el comercial: «El entretenimiento también puede ser cine de autor, y también debe ser espectáculo» (1). De hecho, el realizador galo siempre ha confiado en los rodajes, digamos, convencionales, para presentar historias realistas y modernas con mensaje social. Algo que podría ser un contrasentido, pero que no lo es tanto si atendemos a lo que sugiere Mark Cousins, director y crítico de cine, cuando afirma que en el siglo XXI se ha llegado a completar el ciclo del cine: Film moves full circle (2). La luz artificial, la puesta en escena tradicional, la música, es decir, la forma hollywoodense de filmar, lo que Cousins (1) Entrevista en RTVE.es al director marsellés Robert Guédiguian sobre su película La casa junto al mar, 2018. (2) The Story of Film: An Odyssey (vídeo), 2011, Channel 4, London. 2019 341


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