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TEMAS GENERALES Civil; no eran tan modernas, pero hacían un buen avío. Después de nuestra guerra se siguieron construyendo varias docenas más de 152/50 mm en Reinosa y San Carlos para completar las defensas y sustituir el material obsoleto, muy necesario en aquellos momentos ante la guerra que estaba teniendo lugar en Europa y la probabilidad, a juicio del Alto Mando español, de que nuestro país entrara en ella contra los aliados, todo lo cual impulsó un fuerte esfuerzo adicional de defensa costera. Artillado El artillado de la costa podríamos dividirlo en dos grandes grupos en función de su cometido: la protección de las bases navales y puntos geoestratégicos relevantes, y la cobertura de puertos, zonas industriales y litorales de cierta importancia tanto en la Península como en los archipiélagos canario y balear. Ciñéndonos al primer punto, con las 18 piezas Vickers de 381/45 mm adquiridas en Inglaterra en 1929 se organizaron nueve baterías de a dos piezas cada una, en montajes sencillos; y con los Vickers de 152/50 mm, otras 15 baterías de tres o cuatro piezas, aparte de bastantes adicionales para la defensa de los principales puertos o bahías de importancia estratégica de la costa española, que se citarán después, además de emplear también los Vickers de 305/50 mm (20) de los acorazados España ya mencionados, así como algunas otras navales Vickers de 152/50, antiaéreos Vickers de 105/45 mm y antiguos montajes navales contra torpederos de 102/45 mm. Su organización en grupos de artillería de costa con baterías de distinto calibre, a base de una primaria, varias secundarias y una o más antiaéreas que se complementaran en alcance y obedeciesen a un solo mando, fue novedosa en la época y efectiva. La defensa exigía igualar la potencia artillera de los eventuales buques de combate agresores (acorazados y cruceros de batalla). Poco a poco, a medida que entraran en servicio nuevas piezas de artillería, se irían rellenando los huecos en la defensa. Las baterías primarias se disponían en zonas elevadas, con excelente visibilidad y un gran sector de tiro que en ocasiones era de casi 360º. Cada montaje mostraba en superficie solo el carapacho y la pieza, manteniendo los ¾ del resto de la instalación oculta bajo tierra en tres niveles, que alojaban la sala de motores, los sistemas elevadores, las cámaras de municionamiento o almacenes para proyectiles y pólvoras —separados ambos para evitar acciden- (20) Piezas nada desdeñables: diseñadas en 1910, alcanzaban 18.300 metros con elevación de 15º en los montajes navales y 41.200 en algunos de los terrestres, convenientemente adaptados —en la batería de Camposoto y las dos de Refeubetx y cabo Blanco, en Mallorca—, disparando proyectiles de 405 kilos. 232 Marzo


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