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TEMAS PROFESIONALES otras cosas porque los líderes sunitas temen que, en caso de conflicto con Irán, esas gentes podrían jugar el rol de quintacolumnistas. En lo económico, Arabia es el principal exportador de crudo a nivel mundial. Las demás industrias (aluminio, fertilizantes químicos o plásticos no convencionales, por ejemplo) tienen un papel menor, ya que el petróleo implica el 85 por 100 de las exportaciones saudíes (Perifanis, 2017: 8). A su vez, el 90 por 100 de los ingresos fiscales están vinculados a la venta de crudo (Al- Tamimi, 2016: 1). Así que la dependencia de este producto es superlativa. Arabia es, en esencia, un monocultivo de petróleo sometido a los vaivenes de sus precios, al impacto de su desmesurado consumo interno, a unas políticas de subvención de precios insostenible y a un descenso alarmante de las reservas, en parte debido al consumo y las subvenciones. Un problema adicional reside en que muchos de sus pozos están concentrados en la zona poblada por la minoría chiita, por ejemplo, el Campo Ghawar, del que Arabia extrae el 60 por 100 de su petróleo. Esa concentración convierte a esos pozos, en caso de conflicto armado, en un objetivo muy tentador para Irán (o para cualquier otro rival potencial). Por ello, la economía saudí podría ser desarticulada con bombardeos de precisión o con sabotajes desde el interior o bien combinando ambas cosas. Otro punto débil de Arabia Saudí es el agua potable, a pesar de la existencia de aguas freáticas, ya muy esquilmadas. Para resolver ese problema, Arabia se ha convertido en una inmensa central eléctrica, capaz de generar la potencia necesaria para sus grandes plantas potabilizadoras de agua de mar. Sin embargo, la fuente primaria de energía que se transforma en electricidad es también el petróleo. De modo que un hipotético rival podría optar por atacar esos pozos, confiando en el efecto que eso tendría sobre el agua potable, pero también podría atacar directamente las plantas potabilizadoras (muchas de ellas ubicadas en las cercanías del golfo Pérsico). No es mejor la situación relativa a las rutas comerciales, sin el control de las cuales de nada sirve ser el principal productor del mundo de crudo. Aunque Arabia está bien posicionada como proveedora de mercados emergentes como el chino, los petroleros que transportan el oro negro por la ruta del estrecho de Malaca deben pasar por el estrecho de Bab el-Mandeb o por el de Ormuz. La cuestión es que tanto Yemen como Omán (además de Irán, por razones obvias) operan como obstáculos naturales en uno y otro caso. La capacidad iraní para cerrar el estrecho de Ormuz es notable, y sigue siendo asumida por propios y extraños como una opción dramática para todos —Irán incluido— pero plausible (Jordán, 2018: 735-736), dado que Arabia sería el Estado más perjudicado en primera instancia (6). Prueba de ello es el (6) En última instancia, el precio del crudo se incrementaría de modo considerable y eso afectaría a todos los importadores. Por ello, algunos analistas consideran que el auténtico obje 522 Abril


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