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LIBROS Y REVISTAS 1935, que no pasó de proyecto de ley; de Royo Villanova, de julio de 1935, y de Azarola, de enero de 1936. Fueron programas modestos, concebidos, aunque no exclusivamente, para paliar la grave situación en la que se encontraba la industria de construcción naval española. Llegados a este punto, debemos referirnos a una de las principales aportaciones que el autor realiza en este libro. Fruto de sus investigaciones, nos desvela la existencia de un proyecto de programa naval elaborado por José Giral, ministro de Marina del Frente Popular, en junio de 1936. El programa, planteado en ocho anualidades, preveía la construcción de dos destructores de 3.000 toneladas, ocho de 1.350, doce submarinos, tres cañoneros para servicios en Marruecos y Guinea, seis dragaminas, veinte lanchas torpederas y diversos buques auxiliares, por valor de 449 millones de pesetas, así como la modernización de buques ya en servicio (73.735.000), la adquisición de municiones, explosivos, minas y torpedos (227.636.000) y la reforma y habilitación de las bases navales (157.075.000). En conjunto, el proyecto de programa naval de Giral resultaba meditado y realista y, en palabras de Adolfo Morales, «puede estimarse que por su alcance, objetivos y contenido completo y equilibrado fue uno de los mejor diseñados desde el comienzo del siglo XX». Presentamos un libro que aporta información novedosa de enorme interés y que, sin duda, ha de constituir una referencia obligada para todos los interesados en la historia naval de España. J. R. RODRÍGUEZ AGUILAR, Manuel: Historia de la Naviera Marítima del Norte, 1957-2008.—(ISBN: 978-84-09-06144-0). Plimsoll Ediciones Náuticas. Madrid, 2018, 216 pp.; 48 euros. Una de las navieras españolas más conocidas durante la segunda mitad del siglo XX fue la Marítima del Norte, que cualquier marino contemporáneo ubicará en el acto si añadimos que era «la de los Sierras». Su propia razón social aclaraba que era «del Norte», por lo que a nadie extrañará que tuviera raíces vascas y la mayor parte de su flota matriculada en «el mismo Bilbao»; pero a más de uno le sorprenderá saber que, además del componente «marítimo » que también pregonaba su nombre, su ADN incluía un componente naval nada desdeñable y, casualidad o no, la mayor parte de sus buques estaban pintados de gris. Puede que la «diversidad genética» sea tan enriquecedora en el mundo empresarial como lo es en la biología, porque su historia tuvo un gran éxito comercial y, lo que es más raro, humano. A título personal, siempre me sorprendió que un compañero de aventuras de la Mercante al que consideraba «culo de mal asiento», tras aterrizar en este grupo naviero y ser destinado 608 Abril


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