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ley internacional aplicables a esta área. El derecho de Rusia a realizar esas acciones está inequívocamente confirmada por la práctica de otros Estados que ejercitan sus derechos soberanos respecto a sus mares internos». Y aunque al lunes siguiente del apresamiento de los barcos ucranianos, 26 de noviembre de 2018, Rusia reabrió el canal de Kerch al tráfico, esto no quiere decir que se hubiera arreglado la situación. Y no solo porque las tres embarcaciones seguían retenidas, sino porque a la vista de cómo están transcurriendo las cosas se podría repetir el incidente o producir otros más graves, lo que no deja de ser preocupante para la navegación entre el mar Negro y el Azov, tanto para los países de la zona como para otros con intereses en ella. TEMAS PROFESIONALES Superestructura del patrullero ucraniano Berdyansk (P-175), en la que se pueden ver los daños producidos por el impacto de un proyectil ruso el 25 de noviembre de 2018. (Foto: www.wikimedia.org). Otros aspectos y matices Muchas voces han apuntado a que el incidente de Kerch estaba orientado a crear situaciones de malestar para minar el posible encuentro de los presidentes Trump y Putin en la cumbre del G-20 que se iba a celebrar a finales de noviembre y principios de diciembre de 2018 en Buenos Aires. La verdad es que tanto si el incidente estaba dirigido en esta u otra dirección, el encuentro no se llegó a producir, ya que Trump dijo que, visto lo visto, lo mejor era no celebrarlo. El presidente Poroshenko manifestó que de acuerdo con informaciones de los servicios de Inteligencia ucranianos, tenía indicios de que Rusia preparaba un ataque por tierra para establecer una cabeza de puente en la zona en guerra de los prorrusos al este del país —el Donbás— para apoyar a los rebeldes ucranianos. En esta situación tan delicada, según muchas opiniones, el incidente de los dos patrulleros y el remolcador fue una maniobra intencionada 702 Mayo


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