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SEBASTIÁN VIZCAÍNO Y EL GALEÓN DE MANILA 157 Ya fuera por la imprecisión de las técnicas de la época para medir la longitud de un punto del meridiano terrestre, por las distancias que separaban las islas de las derrotas habituales del galeón, o por el secretismo con el que se manejaban las cartas de navegación (para protegerlas de los piratas ingleses y holandeses), lo cierto es que el archipiélago no fue efectivamente redescubierto, ni por tanto utilizado, por los españoles. En el siglo XVIII, las mejoras de las técnicas de navegación permitieron hacer ajustes en la ruta, resultando innecesario que los galeones subieran hasta latitudes tan al norte como el paralelo 40 y acortando algo el viaje, que se siguió haciendo sin escalas. La parte más dura era la travesía del Pacífico, hasta avistar la costa de California. A partir de allí, la navegación hasta Acapulco siguiendo la costa de las Californias era relativamente fácil, sólo amenazada por el acecho ocasional de corsarios y piratas. La bahía de San Francisco, que habría sido el mejor punto de apoyo para los galeones en la costa de California, no fue descubierta hasta 1769. Los galeones hicieron escala en Alta California (en Monterey) muy pocas veces y sólo en los últimos años de su larga historia. En cambio, sí solían parar en Baja California, en San José del Cabo, para hacer aguada. En cuanto a las relaciones diplomáticas entre Japón y España, en la práctica cesaron en 1615, con la embajada de Diego de Santa Catalina (ver nota 43). Al año siguiente, Tokugawa Hidetada inició una feroz persecución contra los cristianos, que continuó su hijo y sucesor Tokugawa Iemitsu. Una última embajada española enviada desde Filipinas en 1623 con una propuesta para un nuevo tratado de comercio, tuvo que regresar sin ser recibida, tras varios meses de espera. En 1639, el shogun Tokugawa Iemitsu prohibió la entrada al país de naves portuguesas, iniciando el período de sakoku o de cierre del país. En 1641 limitó la presencia holandesa a la minúscula isla artificial de Dejima, en la bahía de Nagasaki. Esta situación se prolongó hasta 1868, año en que los Estados Unidos, con la amenaza de los cañones de sus buques de guerra, obligaron a Japón a abrirse al comercio exterior. Por los servicios prestados a la Corona española, Sebastián Vizcaíno fue nombrado alcalde mayor de Acapulco. En 1619 dejó la administración de sus bienes en manos de sus hijos y se retiró a Ciudad de México, donde murió en 1627. Tenía casi 80 años. Este personaje polifacético y brillante, cuya vida tan ligada estuvo a los avatares del galeón de Manila, es recordado mucho más en México y California que en España. Sirvan estas líneas para contribuir a rescatar su memoria. Revista de Historia Militar, 125 (2019), pp. 157-168. ISSN: 0482-5748


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