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EL GENERAL MARTÍNEZ CAMPOS ACABA CON EL CANTÓN... 209 pasado mañana en Alcira en cuyo caso pienso salir aunque sea a viva fuerza. Mi situación difícil y sin recursos. Disciplina buena”. Y, efectivamente, la situación del teniente coronel Juan Corbalán y de las escasas fuerzas que habían quedado en el interior de Valencia no solo que eran muy “difíciles”, sino que, incluso, se complicarían aún más en los siguientes días, en los que los cuarteles en los que permanecían fueron ocupados por los sublevados, como lo indicaba en un informe al ministerio de la Guerra, redactado el 27 de julio: “A las ocho de la mañana de ayer (se refiere a la del sábado 26 de julio) fue invadido el cuartel de Santo Domingo de Valencia que ocupaba la fuerza del Regimiento (se refiere al Regimiento de Infantería de Galicia nº 19) en aquella Ciudad en unión de la del Batallón de Cazadores de Mérida, por los sublevados, después de haberlo hecho antes el de Artillería y San Francisco, apoderándose aquellos de las armas que había depositadas en los almacenes y las arcas de fondos que fueron depositadas en la junta revolucionaria bajo recibo, y por la tarde empezaron a extraer también prendas de manta, haciendo salir para ello los ordenanzas que había en aquellos que permanecieron hasta aquella hora. El estado de la mayoría de la tropa de uno y otro cuerpo que había en el Cuartel, el de la población armada y el alistamiento en qué quedamos desde la noche anterior, nos hicieron, Excmo. Señor, vernos en el doloroso caso al Sr. Teniente Coronel de Mérida y a mí de no poder resistir, pues la tropa con excepción de las clases y alguna individualidad de soldados, todos villanamente se unieron al pueblo y aún dijeron delaciones para sustraer armas que tal vez se hubiesen salvado. Los jefes y oficiales sin excepción alguna, permanecieron adictos al gobierno, y yo con su capitán, un alférez y un cadete hijo mío, pude salir en la mañana de la población y después de mil contratiempos en las huertas en la que fuimos detenidos varias veces pude presentarme al Excmo. Señor Capitán General del Distrito en este punto, donde estamos agregados al segundo Batallón del Regimiento (…)”. Pocas horas antes (y en la tarde del viernes 25 de julio), el ministro de la Guerra comunicaba al capitán general de Castilla la Nueva que se preparara urgentemente la munición que reclamaba Martínez Campos, consistente en “100.000 cartuchos Remington e igual número de Revista de Historia Militar, 125 (2019), pp. 209-264. ISSN: 0482-5748 Berdan”.


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