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EL GENERAL MARTÍNEZ CAMPOS ACABA CON EL CANTÓN... 233 que casi terminó con la vida del ayudante del general en jefe, Narciso Fuentes, “que se había adelantado suponiendo que tenían intenciones pacíficas”. Para terminar de desalojar a esta avanzadilla cantonal, las fuerzas gubernamentales tuvieron que realizar varios disparos de cañón, que produjeron varias bajas en los atacantes, distinguiéndose en estas acciones el comandante Juan Morán. Los cantonales también dejarían constancia de este segundo enfrentamiento armado en las proximidades de Valencia, cuya versión (en este caso, algo novelesca y triunfalista, al estar dirigida, lógicamente, a animar a los propios defensores de Cartagena), se publicaría en el número 13 del periódico “El Cantón Murciano”, con fecha 3 de agosto: “(…) Martínez Campos formó dos columnas con varios cañones que empezaron a avanzar. La torre de Cuarte les seguía la pista y comenzó sus fuegos. Los voluntarios hicieron una salida brusca llevando cañones de mano y llegados hasta los centralistas iniciaron un fuego empeñadísimo por consecuencia del cual a las 11 de la mañana ya habían retrocedido las tropas, mientras los célebres cañones de Cuarte, habían apagado los del ejército. En esta retirada las tropas tuvieron que alejar aún más que el día anterior su campamento (…). A la una de la tarde del 31 adelantó hasta Mirlata para mejorar su posición. Entonces las dos columnas volantes al mando de Cabalote y Plaza, dos hombres de inmejorables condiciones, que con sus jefes avanzaron, para desalojar al ejército de Mirlata. La torre de Cuarte empezó sus disparos, protegiendo el ataque de los federales, y cuando estos estuvieron cerca, descubrieron sus cañones que barrieron por completo la infantería; mientras que el cañón de Cuarte al octavo disparo incendiaba la casa de Mirlata por tres puntos con fuego horroroso. El enemigo tuvo un comandante de guardia civil muerto, un capitán de la misma herido, y más de 20 individuos muertos, con otros muchos heridos, todo esto visto. Desalojado el ejército, salieron las bombas de incendios (los bomberos) de Valencia y apagaron tranquilamente el fuego, pocas horas antes por los mismos sitiados tan certeramente encendido. La Junta publicó una alocución declarando beneméritos a los voluntarios que tan heroicamente se habían conducido, y explicando detalladamente la derrota de Martínez Campos que llenó de entusiasmo a todo el cantón. Un detalle digno de los sicarios del gobierno centralista. Una compañía al parecer de soldados, se acercó en lo más recio de la pelea Revista de Historia Militar, 125 (2019), pp. 233-264. ISSN: 0482-5748


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