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246 MANUEL ROLANDI SÁNCHEZ-SOLÍS También, y en la mañana de ese día, el brigadier Federico Salcedo llegaría a Alcira (a unos 44 kilómetros al sur de Valencia), al frente de una columna de unos 700 hombres de infantería, 59 de caballería y dos piezas de artillería rodada, y el general Martínez Campos le ordenaba que continuase hacia la Cruz Cubierta, para que pudiera incorporarse a las fuerzas del sitio y cerrar la línea de bloqueo, que el general en jefe quería establecer de la siguiente forma: “Brigadier Villacampa en Cruz de Mislata, Brigadier Arrando en Patran a poco más de tiro de fusil y General Salcedo en Cruz Cubierta”, mientras el propio general Martínez Campos se trasladaba a Paiporta, “para acudir a donde fuese necesario”. El general en jefe quería encontrar “un punto a propósito para intentar el asalto en buenas condiciones y apoderarme de una parte de la Ciudad envolviendo las baterías del Hospital y Cuarte que estorbaban mucho las primeras por el poco acierto de los artilleros míos y la 2ª porque no podían tirar sin exponerme a dar en el Hospital como sucedió”. Con este propósito, el brigadier Arrando realizó un reconocimiento por la zona de Patraix, y bajo el fuego enemigo, que le impidió poder continuar, mientras que el brigadier Salcedo tenía que permanecer en Alcira, ante el temor (más bien “pánico”, como se comenta en los informes de la época) de que se acercara una fuerte columna cantonal desde Cartagena, dirigida por el propio Antonio Gálvez, con la intención de “levantar la Rivera”, como anunciaba el gobernador de Albacete ese mismo día. Este contratiempo, unido a la aproximación desde Chiva del cabecilla intransigente Pérez Guillén Enquerino (diputado a Cortes y conocido como “El Enguerino”) y del carlista Cucala, que se acercó hacia el camino de Cuart a Alcira, obligarían a Martínez Campos a “distraer” una serie de tropas (unos 500 hombres, de los aproximadamente 3.300 escasos que tenía) para proteger las comunicaciones ferroviarias y telegráficas (indispensables para poder seguir recibiendo refuerzos de hombres, armamento y munición), y, todo ello, condicionaría el que tuviera que rehacer sus planes, perdiendo la oportunidad de haber podido acelerar la rendición de la ciudad de Valencia. Otra comunicación de Martínez Campos del día 6 indicaba que “En el día de ayer (refiriéndose al día 5) tuve cuatro heridos, además de una voladura parcial al intentar destruir la pólvora existente en el polvorín de Valencia, que está muy separado para poderlo yo custodiar y que tenía grandes existencias de aquel artículo para transportarlo, hubo cuatro muertos y dos heridos”. Y, sobre los bombardeos de ese día, indicaba que “causó según me dicen bastantes desgracias sobre todo en la parte pacífica, ha habido deserción general en Valencia de sus habitantes; los insurrectos campan por las noches para evitar las bombas, sus morteros el uno se ha inutilizado y el otro solo ha disparado cinco tiros”. Revista de Historia Militar, 125 (2019), pp. 246-264. ISSN: 0482-5748


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