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EL GENERAL MARTÍNEZ CAMPOS ACABA CON EL CANTÓN... 249 que obligaría al cuerpo consular de la ciudad a formar una nueva comisión negociadora (formada por los propios cónsules del Reino Unido y de Italia, junto con el político y escritor conservador local Teodoro Llorente), que, en la tarde del martes 5 de agosto, se entrevistó nuevamente con el general Martínez Campos en su cuartel general de Quart de Poblet (situado a unos 8 kilómetros de Valencia), y consiguió la ampliación de la suspensión de los bombardeos durante unas horas más, así como que se produjera un intercambio de prisioneros, que se realizó con la mediación de la Cruz Roja de la ciudad. El día siguiente (miércoles 6 de agosto), el fuego quedó suspendido por ambas partes, como lo anunciaba el general Martínez Campos en un telegrama enviado a Madrid a las 8 y 45 minutos de la mañana: “Suspendido fuego en Valencia. Según noticias hay parlamento por parte de los sublevados”. Y, efectivamente, pocas horas antes la Junta Revolucionaria valenciana recibía la noticia de que la sublevación cantonal había sido vencida en prácticamente toda Andalucía y que ya solo se mantenía en las ciudades de Cartagena, Murcia y Granada. A partir de ese momento, el gobierno podría disponer de muchas más fuerzas para reducir los últimos focos de la sublevación en el Levante peninsular, lo cual significaba el inmediato final anunciado de la aventura cantonal. Rápidamente, la Junta Revolucionaria de Valencia se reunió en la sala capitular de la Catedral (que era el lugar habitual donde realizaba sus reuniones) con una comisión de los principales comerciantes y ciudadanos (“gente de paz”, como aparece en los documentos de la época), y redactaron un documento con sus condiciones de capitulación (que incluía la amnistía para todos los sublevados), que fue llevado por tres nuevos comisionados al campamento gubernamental de Quart de Poblet. Recibida la notificación, el general Martínez Campos les contestó, nuevamente, que no disponía de atribuciones suficientes para conceder la amnistía solicitada, aunque se comprometió a recomendarla al gobierno, tras la previa rendición de la ciudad y la entrega de todas las armas, mientras que concedía un nuevo plazo hasta las 5 de la madrugada del día siguiente para recibir la rendición incondicional de la ciudad, advirtiéndoles que de no confirmarse en dicho plazo reanudaría nuevamente los bombardeos. Por otra parte, y en un segundo intento negociador, otra comisión se dirigió a Alcira y se entrevistaba con el gobernador civil, Ramón Castejón, con la intención de que este intercediera ante el general Martínez Campos y el gobierno de Madrid, a lo que el gobernador les contestaría que ya sólo cabía la rendición incondicional y esperar la benevolencia del gobierno. Mientras tanto, el general Martínez Campos continuaba recibiendo refuerzos, entre ellos la citada columna del brigadier Federico Salcedo, que se encontraba en Alcira (a unos 44 kilómetros de Valencia) esperando órdenes de dirigirse a Valencia o a Albacete, para interceptar una anunciada Revista de Historia Militar, 125 (2019), pp. 249-264. ISSN: 0482-5748


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