LiBROS Y ReViSTaS
combate lo antes posible. Y el
punto escogido fue la isla de
Midway, a mitad de camino
entre América y Asia como
indica su nombre. Era una
base avanzada norteamericana
en el corazón del Pacífico, de
una gran importancia para el
que la tuviese en su poder.
Estados Unidos era el dueño y
Japón estaba decidido a que
cambiara de manos. Esto llevó
a los japoneses a intentar
apoderase de la isla —al
mismo tiempo que también
intentaban apoderarse de las
Aleutianas—, y llevó a los
norteamericanos a prepararse
para defender Midway con
uñas y dientes. En principio,
los japoneses contaban con
más fuerzas que los americanos
por lo que calculaban que
lo de Midway iba a ser fácil.
Pero los americanos estaban
dispuestos a complicárselo, y se prepararon con lo que tenían a mano.
Y llegó el enfrentamiento que Gutiérrez de la Cámara, experto en estos
temas, nos cuenta con pelos y señales. Con su narrativa siempre fácil y amena,
y al mismo tiempo muy bien documentada, va siguiendo el combate casi al
minuto, como si se tratara de una película bien contada. En el combate jugaron
un papel decisivo varios factores: el planeamiento estratégico, los despliegues
tácticos, el empleo de los portaviones y sus aviones, los radares, la capacidad
criptográfica de los norteamericanos, las condiciones meteorológicas, la
buena o mala suerte... Y, como dice el autor, fue un combate que supuso un
punto de inflexión en la Guerra del Pacífico.
Para ambos contendientes hubo un antes y un después de Midway. Las
cosas no volvieron a ser las mismas tras el combate, para beneficio de los
Estados Unidos y para desgracia de Japón. Los japoneses continuaron la
guerra combatiendo con todo su furor, pero su hora había pasado. Como muy
bien nos cuenta el autor, Midway cerró a los japoneses el camino hacia la
victoria, que creían tener en la palma de la mano.
M. G. F.
1032 Junio