TeMaS PROFeSiOnaLeS
cosas, la naturaleza ambigua y gradual de las acciones propias de la zona gris,
así como la opacidad de los procesos de planeamiento y de toma de decisiones
relacionados con este tipo de conflicto, plantea serios problemas metodológicos
a la hora de discernir si un determinado evento forma parte de dichas
estrategias o no. A menudo su adscripción a un patrón de conducta y a una
intencionalidad hostil es una inferencia sin base empírica. Dicho de otro
modo, existen evidencias y argumentos suficientes para hablar de estrategias
multidimensionales (híbridas) de Rusia en la zona gris en la región báltica.
Estrategias que se retrotraen a las «medidas activas» de la era soviética con
las que trataba de influir de manera encubierta sobre los procesos de toma de
decisiones de los adversarios en una dirección favorable —o lo menos perjudicial—
a los intereses del Kremlin (Kragh & Åsberg, 2017: 738). Pero, al
mismo tiempo, numerosas acciones, en teoría atribuibles a ese marco de
actuación, no tienen necesariamente por qué responder a él. De ahí la conveniencia
de evitar tanto la inflación de la amenaza rusa como su negación sistemática.
Y por último, existe otro problema metodológico a la hora de discernir si
un determinado acontecimiento es consecuencia de la influencia de Moscú o
de otras variables que correlacionan con aquel. Que el Gobierno ruso lleve a
cabo distintas medidas hostiles no significa que estas sean necesariamente
efectivas. Tampoco desde la lógica no lineal que se acaba de apuntar. Por
tanto, la eficacia real de las acciones rusas en la zona gris es a menudo cuestionable
(Cohen & Radin, 2019: 57).
Teniendo esto presente, las principales líneas de actuación no militares en
esa estrategia no lineal son:
— Operaciones de influencia sobre la opinión pública de los países rivales.
Las operaciones en la dimensión informativa son un elemento
fundamental en la política de seguridad nacional rusa, tanto para
influir sobre otros como para defenderse de intromisiones extranjeras
(Cohen & Radin, 2019: 6-7). Su finalidad no es tanto que prevalezcan
metarrelatos favorables a Moscú, como sembrar desconfianza hacia
los gobiernos y medios de comunicación de las sociedades oponentes
(Giles, 2016: 37). Como afirma el general Nikolay Bordyuzha, secretario
general de la organización militar que da cobertura a la Comunidad
de Estados Independientes y antiguo miembro del KGB, «en la
guerra de la información, quien dice la verdad pierde» (Giles, 2016:
27). Al complicar los procesos de toma de decisiones de sus rivales, se
equilibra el balance de fuerzas a favor de Rusia (Bugayova, 2019: 22).
Para ello Moscú se sirve de canales de comunicación convencionales,
como RT o Sputnik, en diferentes idiomas, donde cualquier lector ilustrado
puede constatar el sesgo de numerosas noticias relacionadas con
la OTAN, Estados Unidos o la Unión Europea. Existen sospechas
920 Junio