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nuclear del servicio, sujeto a privaciones, riesgos y penalidades. Así lo entendió el legislador al promulgar la Ley 8/2006  de Tropa y Marinería, que puso el límite a la modalidad más dilatada de relación temporal de servicios con las Fuerzas Armadas (compromiso de larga duración, CLD) en los 45 años de edad. Aunque el personal vinculado por todas las modalidades obrantes en la referida ley merece un apoyo específico por parte del Ejército, aquel que le ha consagrado la etapa vital de mayor rendimiento, es acreedor no solo de nuestra preocupación y atención preferente desde un punto de vista de su inserción en el mercado laboral, sino también de un reconocimiento social y moral de la propia institución y de la sociedad en su conjunto. En la próxima década, la dimensión numérica del desafío llevará el volumen de desvinculación de nuestro personal que concluye su compromiso de larga duración a un crecimiento continuado hasta desbordar los 3000 efectivos anuales, antes de caer ya bien entrada la siguiente década. No existe desembocadura alternativa. Su continuidad en el Ejército resulta incompatible con el cupo del 10  % reservado para el acceso a la condición permanente y, también, con la edad media deseable de nuestro personal de tropa, cuyo progresivo e indeseado envejecimiento es Evolución de la desvinculación en el Ejército por finalización del causa de preocupación en la Fuerza, lo que amenaza con condicionar su propia operatividad. Para los militares de tropa que hayan accedido al compromiso de larga duración, al agotarse este, la Ley 8/2006 contempla el abono de una prima por servicios prestados a quienes superen los diez años de compromiso y hayan completado los dos últimos en activo. Alternativamente, quienes cumplan los recaudos previstos en la misma ley al alcanzar los 45 años de edad adquirirán la condición de reservista de especial disponibilidad, situación que lleva asociada el derecho a la percepción de una prestación de  629,76 euros mensuales (sujeta a actualización por la Ley de Presupuestos Generales del Estado) hasta la edad de retiro. Más allá del no desdeñable esfuerzo presupuestario que deberá aplicar 28  /  Revista Ejército n.º 939 • Extraordinario junio 2019 compromiso de larga duración el Ministerio en los próximos años, el reto del sistema de apoyo al personal radicará en maximizar las posibilidades de colocación en la sociedad civil de este segmento de veteranos en plena edad laboral. Para ello habrán de vencerse numerosos obstáculos, no siendo menor el del angosto umbral de ocupación que recurrentemente experimenta el mercado laboral español. Pero resulta incontestable que la preservación de una vida digna y de un adecuado nivel de bienestar va a requerir, además del propio compromiso de los interesados, el compromiso del Ejército en procurarles formación, orientación y todas las facilidades que estén al alcance de la institución. LA OFERTA DE FORMACIÓN Anualmente la DIAPER, dentro de su oferta de formación de apoyo, prepara a militares de tropa para ingreso en las academias militares y asimismo gestiona los cursos sobre plataforma de enseñanza virtual que convoca la Dirección General de Reclutamiento y Enseñanza Militar (DIGEREM), reforzándolos con sus propios medios (en función de la demanda) con cursos intensivos presenciales. En lo que concierne a la formación profesional para el empleo, se involucra en la convocatoria de los cursos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) que facilita el La provisión anual de más de 400 plazas en las residencias de Santoña y Ronda sirve al propósito de preparación para ingreso por promoción interna en la AGBS y la AGM, y constituye el esfuerzo principal de la formación de apoyo de la DIAPER


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