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122 FERNANDO GARCÍA SANZ el servicio diplomático y el NID con el objetivo de evitar los obstáculos que pudieran interponerse a la creación de un «servicio secreto» para España, pero operado desde Gibraltar. El trabajo de Abinger, con la misión prácticamente cumplida, fue continuado desde el mes de agosto y hasta el final de la guerra por su sustituto el Teniente de Navío Oliver Baring, representante de la División de Inteligencia del Almirantazgo, quien figuraría en la lista oficial de la Embajada en Madrid como tercer agregado naval. Thoroton ganaba poder en todos los frentes, dentro y fuera de la colonia. Como figura en el War Diary de Gibraltar, «Major G. Thoroton RMLI, Oficial de Inteligencia Naval asumió aquellas tareas de Inteligencia Militar que, a su vez, habían sido llevadas a cabo por el General Staff Officer (militar)».26 El servicio continuó ampliándose y a partir de mayo de 1915 el Comandante en la reserva Thomas Guyatt es enviado desde Gibraltar a Galicia donde actuará de manera permanente como responsable del sector, bajo la cobertura de vicecónsul en La Coruña. Este momento coincide también con la presencia del novelista Alfred Mason en Gibraltar participando en distintas operaciones en el Mediterráneo a las órdenes del NID. Además, Thoroton ya había establecido entonces una relación estable con Juan March Ordinas, como el propio responsable de inteligencia comunicaría a la Embajada en junio de 1915: «como usted asume correctamente, pretendo vigilar a Don Juan (March) a pesar de nuestro acuerdo. Los acuerdos tienen poco valor hoy en día, aunque espero que en Juan se pueda confiar más que en cualquier huno»27. La historia de la relación de Juan March (alias Verga) con los beligerantes durante la Primera Guerra Mundial es una auténtica novela de aventuras. «Contratado» por los ingleses para que sus pequeños barcos les sirvieran de difuso servicio de información en el Mediterráneo podía, a cambio, seguir ejerciendo —entre otras— la actividad de contrabando de tabaco protegido por las autoridades del Peñón. Pero Juan March no fue del todo fiel a los aliados pues también colaboró con los alemanes, quizás no en el abastecimiento de submarinos como, sin embargo, se dio «popularmente» por cierto, pero sí de otras muchas formas. Por ejemplo, los agentes italianos destacados en las Baleares se pasaron buena parte de la guerra señalando a March como el principal colaborador de los enemigos en el Archipiélago y a quienes, incluso, prestaba su vehículo —un gran coche de color amarillo, matrícula 196 de Palma— para que se desplazasen por la isla de Mallorca. Claro que hacía lo mismo con los ingleses, lo cual 26 TNA, War Office (en adelante WO), 95/5445, War Diary (Gibraltar), 19 de mayo de 1915. 27 TNA, FO 185/1252, PARTICULAR Y CONFIDENCIAL, el GSO (naval) al primer secretario de la embajada, Gibraltar, 26 de junio de 1915. «Hunos» era una de las formas con la que durante la Primera Guerra Mundial los aliados —particularmente los ingleses— denominaban a los alemanes. Revista de Historia Militar, I extraordinario de 2019, pp. 122-144. ISSN: 0482-5748


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