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EL VICEALMIRANTE Y MINISTRO RAFAEL RODRÍGUEZ DE ARIAS Y VILLAVICENCIO:... En todos estos mandos destacó Rodríguez de Arias por el excelente y pulcro estado de los navíos cuyo mando ostentaba, así como por la disciplina que se observaba a bordo de ellos. Su profesionalidad y buen hacer no pasarían desapercibidos a sus superiores, a pesar de un desagradable incidente de índole económica suscitado ese año de 1853 en La Habana. Rodríguez de Arias y el también teniente de navío Pascual Fernández Cavada se vieron implicados en la desaparición de 5.000 pesetas, tal y como hizo constar la contaduría principal del apostadero. Se instruyeron las diligencias pertinentes para dilucidar quién de los dos era el culpable, y al remitir toda la documentación al capitán general del departamento de Cádiz, se incluyó un escrito, cuya autoría no se ha podido atribuir, en el que se exoneraba a Rodríguez de Arias de toda culpabilidad y se consideraba responsable de este robo o desfalco a Fernández de Cavada, juzgando los antecedentes de uno y otro en el sentido indicado: «… debo manifestarle que si bien me hallo conforme con lo opinado por la Contaduría pr.al del Apostadero, no lo estoy en lo que manifiesta el Ministro pr.al acerca de la responsabilidad ó cargo que pesa sobre el T de N D.n Rafael R. de Arias “por la discordancia que se nota entre el informe que emitió aquí Cavada y lo que espresa (sic) ahora en la certificacion que ha espedido (sic)”, puesto que esto mismo es un indicio bien claro de que el aserto de Arias sea veridico y falso el de Cavada. Ademas la intachable conducta que el primero ha observado siempre en todos los actos del servicio y fuera de el, y la criminal del segundo por la cual ha sido (…) en Consejo de Guerra de Oficiales Generales es una garantia mas que tiene Arias á su favor para que sea creido todo cuanto ha espresado (sic) bajo su firma respecto á este particular en distintas epocas»8. Ahora bien, por si hubiera todavía alguna duda, se proponía «instruir una sumaria que deberá seguirse en toda la latitud y precision que sea necesaria á convenzerse (sic) de quien de los dos sujetos referidos es el verdadero responsable en la Hacienda de la citada cantidad». No se ha podido encontrar el resto de la documentación referente a este «incidente», pero lo cierto es que Rodríguez de Arias debió de ser exculpado totalmente y repuesto en su honor. De otra manera no se entiende que en los años subsiguientes fuera nombrado, para sus primeros destinos en tierra, en la Administración de Marina; así, el 28 de mayo de 1856 fue designado ayudante fiscal del Tribunal Supremo de Guerra y Marina ‒para lo cual se le señaló una gratificación de 6.000 reales de vellón anuales‒, así como tercer secretario de la Dirección General de la Armada y ayudante personal del titular de este organismo. En el primero de estos cargos sustituyó a José M.ª Beránger, su antiguo compañero guardiamarina, siguiendo ambos carreras paralelas hasta alcanzar los dos años más tarde, como ya se ha indicado, la titularidad del Ministerio de Marina. En 1857 Rodríguez de Arias logró, por un lado, su ascenso a capitán de fragata, y por otro, que la reina y el ministro de Marina aprobaran el traslado (8)  Ib., escrito anónimo defendiendo la inocencia de Rodríguez de Arias, y la culpabilidad de Fernández Cavada, en la sustracción de 5.000 pesetas en el apostadero de La Habana. Año 2019 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 109


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