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JOSÉ M.ª BLANCO NÚÑEZ buques combatientes era cada vez más corta hacía verdaderamente imposible el tener alojadas las baterías para llevar a cabo el servicio de municiones que como es sabido se hacía al aire libre, siendo verdaderamente notable el comportamiento de la gente pues apenas caían unos sirvientes les sustituían otros que bien pronto eran desplazados por unos terceros, animados del mismo entusiasmo que sus heroicos antecesores. Milagroso fue que se salvase S.E. y E.M. que se encontraban en el puente alto, pues a juzgar por los boquetes abiertos en las chimeneas, allí iba dirigida la mayoría de la descarga. Cuando más nutrido era el fuego, una granada de mediano calibre reventó en la cámara del servomotor del timón destrozándolo y dando con ello lugar a que se inundasen de vapor las cámaras y enfermería; a fin de evitar este inconveniente, se incomunicó la maquina y se empezó a preparar la caña de respeto. Otra granada explotó en la cámara de oficiales habilitada de enfermería, matando a varios heridos, practicantes y enfermeros y dejando fuera de combate a la mayoría del personal sanitario; al mismo tiempo que esto sucedía, tronzó, otra granada, el calcés de mesana, viniéndose abajo la insignia y bandera, que fue sustituida por la del tope trinquete y simultáneamente con la caída del pabellón, reventó un granada en el pañol de municiones y mixtos de popa, produciendo un incendio con tal cantidad de humo que impidió seguir engranando la rueda de mano, teniendo que quedar el buque sin gobierno y con toda la caña a E.r Siendo ya imposible dominar el incendio y empezando ya a explotar la cartuchería, se dio la orden de inundar los citados pañoles con lo cual pudieron contenerse las explosiones. En el centro varias granadas de tiro rápido atravesaron las chimeneas y una de grueso calibre atravesó los guardacalores por cerca de las cocinas y dejó fuera de combate a un condestable y doce hombres de los cañones de 16 cm. Al mismo tiempo se reventó otra en el cañón de 16 de proa, dejándolo inútil y sin sirvientes. Mientras el fuego de popa aumentaba, amenazando devorar todo el alcázar, se volvió a prender fuego a proa, por una granada que atravesando el costado vino a reventar en la despensa. En vista de eso, estar el buque sin gobierno y fuera de combate más de la dotación, contándose entre ellos el médico, capellán, contador y la mayoría de los oficiales de guerra, se decidió inundar el buque abandonándolo antes de que ocurriese la explosión y trasladando la insignia al Cuba. El abandono ante el fuego enemigo se llevó a cabo en muy poco tiempo, auxiliándose de las embarcaciones menores de abordo sic y del Cuba, y de las lanchas del Arsenal, que muy oportunamente concurrieron al ver las grandes proporciones que tomaba el incendio. Entonces en esta operación, una granada de tiro rápido hizo reventar una de 16 cm. que había en cubierta y esta fue la que mató al Sr. Comandante, al capitán de artillería graduado, a un alférez de fragata y a varios marineros. Media hora después se sumergió el buque a consecuencia de la explosión. »La marcha del batallón continuó sin novedad hasta Imus en donde se le dio descanso a la gente. Aquí se nos unieron varias familias de Cavite para ir bajo nuestra protección hasta Manila. Llenos de orgullo por nuestro 94 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 145


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