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Revista_Ejercito_940

Cagayán, donde un amanecer con tiempo bonancible doblaban el cabo Bojeador y se topaban con un navío pirata, ahora sí japonés, que acababa de arrasar una aldea de humildes pescadores. Tras ganar barlovento con la Capitana, esta da caza al junco y le suelta una descarga a bocajarro con toda su artillería y arcabucería que barre la cubierta enemiga sin piedad, causa gran mortandad y echa abajo su árbol mayor. En tanto que los arcabuceros recargan, los demás españoles aprestan sus espadas, picas y hachas de abordaje; pero los japoneses no son presa fácil: la sangre de los samuráis que corre por sus venas y su aplastante superioridad numérica les enardece. Con estas credenciales, son los piratas los que echan un garfio a la galera y 200 hombres se arrojan a ella con picas y coracinas, llegando al palo mayor y quedando otros «sesenta arcabuceros tirando a nuestra gente». Mas, en la necesidad extrema, Carrión corta la driza, 80  /   Revista Ejército n.º 940 • julio/agosto 2019 que es el cabo con que se iza la vela mayor, que cae sobre el combés o espacio entre los castillos de proa y popa, lo que hace un efecto de parapeto tras el que los arcabuceros españoles realizan un fuego mortífero y los piqueros y rodeleros se rehacen y contraatacan en letal cuerpo a cuerpo, obligando a los japoneses a volver a su navío para retirar el garfio y dar vela con el trinquete que les queda. «Murió alguna gente nuestra en la galera», dice con laconismo militar el autor de la carta al virrey de México, «y entre ellos el capitán Pero Lucas, como buen soldado, peleando», pero mucho mayor debió de ser la mortandad en las filas enemigas, porque a poco de separarse de la Capitana les abarloó el San Yusepe, que destrozó con su artillería a los japoneses que tan valientemente habían peleado. Se cree que muchos de ellos, tratando de sustraerse al fuego de los españoles, acabaron arrojándose al mar para alcanzar la costa a nado, pero finalmente acabaron ahogándose debido al peso de sus armaduras. Tras este primer combate, puso Carrión proa hacia la desembocadura del río Grande de Cagayán, al que algunos también llamaban Tajo en honor del río ibérico; pero antes de llegar se dieron de bruces con 18 sampanes que estaban saqueando una pequeña población y causando una matanza entre gentes indefensas. Abriéndose paso con las culebrinas y arcabuces, los españoles no dejaron de hacer fuego hasta causar cerca de 200 muertos al enemigo, entre los que se cree que se encontraba uno de los hijos del general de la flotilla pirata. Ya en la desembocadura del río, que es muy ancha, Carrión se ciñe a uno de sus costados y descubre hasta 11 embarcaciones japonesas y un fuerte, y manda una de sus pequeñas y ligeras fragatas a explorar la otra orilla. Vuelve esta con aviso de que salgan todos de allí cuanto antes por haber detectado hasta 1000 japoneses con poderosa artillería; pero, con la galera Capitana ya muy dañada desde su combate inicial, Carrión finalmente se decide a dar la batalla definitiva en tierra, lo que (dada la desproporción de fuerzas) se antoja Arcabuceros ashigaru realizan una descarga. Obsérvese el sistema de cuerdas con que sustituyen a la horquilla


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