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tienen suficiente protección al usar sus catanas como armas ofensivas y defensivas y no disponer además de espacio suficiente para manejarlas a su antojo, es decir, a dos manos. Tras un total de cuatro horas de combate la catana samurái sucumbe frente al acero toledano Tras un total de cuatro horas de combate, la esgrima española se impone al golpe de mandoble japonés, el exoesqueleto de nuestros «peces lagarto» (seguramente de ahí les venga este nombre) resulta superior a la incompleta armadura oriental y la proverbial catana samurái, a pesar de su fama, sucumbe frente al noble acero toledano. Antigua ilustración que representa a guerreros japoneses (Charles Wirgman) Una vez que lo que quedaba del enemigo huyó a mar abierto tras la batalla, los españoles se hicieron con armamento abandonado o recogido de los muertos a modo de trofeo, entre el que se contaban las características armaduras samuráis, los cascos (kabuto, 兜, かぶと) con su máscara decorada con motivos terroríficos para asustar al rival, los puñales de hoja corta (tanto, 短刀), no solo utilizados en batalla sino también cuando un samurái tenía que limpiar su honor y mediante el seppuku (suicidio ritual) y, claro está, las proverbiales katanas (刀), aquellas espadas de las que los temibles samuráis creían ciega y poéticamente que entroncaban directamente con su alma formando un todo. Estos combates, en que los españoles sufrieron una veintena de bajas e infligieron cerca de 800, suponen el único encuentro en la historia entre los afamados samuráis y combatientes occidentales. De resultas de los mismos y con las excepciones naturales, la actividad japonesa en esta área del norte de Filipinas prácticamente desapareció y Japón no volvería a suponer una amenaza contra los 82  /   Revista Ejército n.º 940 • julio/agosto 2019 tagalos durante los siguientes casi 400 años, hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando las islas llevaban ya medio siglo sin ser españolas4. Nota del autor Escrito en plena conmemoración del Quinto Centenario de la Primera Circunnavegación que abriría el mundo a nuestra cultura y del 120 aniversario de la heroica gesta de Baler, con la que los españoles pusieron glorioso epitafio a su presencia en Asia, este artículo está dedicado a ellos, pero también a todos los que les precedieron y ofrecieron su inteligencia, su esfuerzo y su vida en aquellas tierras lejanas y también cercanas, sin olvidar que para que llegase a haber unos «últimos de Filipinas» la hazaña había de comenzar con unos «primeros de Filipinas». NOTAS 1. Kurofune, 黒船 (lit. «barcos negros »), fue el nombre con el que fueron conocidos los barcos occidentales que arribaron a Japón entre el siglo xv y el siglo xix por el color de su casco.


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