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EJERCIICIIOS Y MANIIOBRAS Primero: familiarizarse con el equipo de dotación americano 25 Foto superior: evaluación de armamento individual Foto inferior: prueba de atención sanitaria en ambiente NBQ diferentes, cada una con su procedimiento y secuencia, ante la atenta mirada de un grader y, sinceramente, por mucho que nos guste dárnoslas de duros, la gran mayoría no solemos enfrentarnos a nuestros fantasmas y carencias frente a un desconocido que te dirá si sigues adelante o engrosas la lista de gente que se queda en el camino. Antes de entrar en una prueba sólo tienes una hoja de control con las casillas en blanco. Cuando das tu nombre y entras es como saltar al vacío: sabes qué tienes que hacer, pero cada vez que tiras de la anilla, cada vez que sales por la puerta, por muy bien que sepas hacer tu trabajo, sabes que tienes que dar lo mejor de ti. Para empezar el EIB tienes que demostrar algo básico para cualquier infante: que sabes cómo llegar a tu objetivo, o lo que es lo mismo, superar una estación de topografía que si bien no es difícil, tuvo un altísimo índice de candidatos que fracasó; tras esto, tienes que superar un test con flexiones, abdominales y una carrera de 4 millas. Sí, sé que para nosotros debería de ser sencillo y lo superamos sin problema, pero de nuevo en nuestra fila de candidatos, los No Go fueron engordando la lista de aspirantes que abandonaban. Es después cuando comienza realmente el EIB. Éste se divide en tres líneas principales: armamento, instrucción individual y medicina de combate; cada una de ellas con diez estaciones y todas ellas con unos requisitos en los que la más mínima perdida de concentración supone coquetear con la delgada línea que significa pasar o quedarte por el camino. De verdad que si nos preguntáis a cualquiera de nosotros, al ver la tarjeta de control, únicamente pensábamos cuál sería la prueba que nos iba a dejar fuera, dónde perderíamos ese segundo de concentración o cuando la presión haría mella en alguno del equipo. Mirad, sé que va a parecer que voy de sobrado, pero os aseguro que el día que empezamos la prueba nadie, absolutamente nadie, daba un céntimo por nosotros. Nadie, absolutamente nadie, pensaba que este año también obtendríamos un 100%. Lo que no contaban es que delante de cada prueba había un paracaidista de la Compañía de Reconocimiento Avanzado. Que delante de cada prueba, había un «paraca» que sabe lo que es trabajar bajo la presión de un salto donde casi se


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