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El curso de buceo del Ejército de Tierra está normalmente dividido en dos cursos: el primero, llamado Curso de Buceador de Asalto (para personal de operaciones especiales e ingenieros), y el segundo, llamado Curso de Zapador Anfibio (solo para personal del arma de ingenieros). Profesionalmente estos cursos dotan de unos conocimientos teóricos y prácticos muy importantes y muy necesarios para el mando de buceadores en las unidades. Del Curso de Buceador de Asalto destacaría la rápida integración que hubo entre los miembros de operaciones especiales y de ingenieros, principalmente porque ya nos conocíamos del curso de la Armada. Esa integración es fundamental, puesto que el ámbito de ejecución del curso de Buceador de Asalto está más relacionado con el mundo de operaciones especiales que con el de zapadores. Esto nos permitió trabajar de la misma manera que a nuestros compañeros, asimilando sus conceptos, tácticas y procedimientos, lo que hizo que fuéramos perfectamente compatibles con ellos. Otra consideración digna de mencionar fue la excelente labor que realizaron los dos soldados que fueron nuestros compañeros de curso. Hay que destacar su calidad profesional, sus ganas y la seriedad con la que realizaban sus tareas, adaptándose perfectamente a la dinámica del grupo. Estos soldados provenían del GOE XIX y de la Compañía de Puentes del RPEI 12. El Curso de Buceador de Asalto lo podría definir como volver a hacer el «Elemental», pero esta vez orientado al combate. También supuso mi primer contacto con el buceo en aguas sin visibilidad. Los equipos utilizados son más tecnológicos y están pensados para no poder detectar a un buceador desde superficie, puesto que no hay emisión de burbujas al exterior debido a la utilización de oxígeno puro de concentración 100 % en lugar de aire respirable comprimido. La verdad es que supuso un auténtico reto controlar este tipo de buceo puesto que, a diferencia del buceo autónomo (buceo tradicional), no disponer de jacket, el chaleco de flotación regulable, hace que uno deba aprender desde cero. El control de la flotabilidad se lleva a cabo a través del saco pulmón de los diferentes equipos. También fue mi primer contacto con los trajes secos tácticos, donde el combatiente va completamente uniformado y se coloca encima este traje, el cual permite que la ropa que se lleva debajo permanezca seca. La gran odisea para un buceador que comienza sus pasos en este tipo de buceo es el control de su flotabilidad, 92  /  Revista Ejército n.º 941 • septiembre 2019 como he comentado anteriormente, y además el control de los pesos necesarios según la misión. Bucear con mochila de combate, chaleco portaequipos, cargadores con munición, fusil, pistola, equipo de escalada, etc., hace que para cada tipo de situación e indumentaria y equipo sea necesario ajustar la cantidad de plomos que se requiere para poder mantener una buena flotabilidad. Se hace mucho hincapié en el gran riesgo que conlleva la práctica del buceo por lo que se recalca la importancia de elaborar unos buenos planes de seguridad y de evacuación Este buceo exige que se conozcan perfectamente las características y especificaciones técnicas de los equipos, puesto que son completamente diferentes los pesos, tamaños y autonomía de los equipos Frog y Code, ambos modelos del mismo fabricante. Unido a esto, la utilización de oxígeno puro en vez de aire impone unas limitaciones muy severas en cuanto a profundidades de utilización y horas de uso. Esto es debido al comportamiento de los diferentes gases a las distintas profundidades, los cuales interaccionan de manera diferente en nuestro organismo. Además, el uso prolongado de oxígeno puro quema las vías respiratorias. La profundidad máxima que uno puede alcanzar con estos equipos oscila entre 7 y 8 metros, sin contar con las denominadas excursiones, en las que se puede alcanzar los 15 metros, siempre y cuando sea por un muy breve espacio de tiempo. A más profundidad, debido a las presiones parciales, el oxígeno es totalmente tóxico para el ser humano. En este curso se hace mucho hincapié en el gran riesgo que conlleva la práctica del buceo, al trabajar siempre en un ambiente hostil para el cuerpo humano. Constantemente se recalcaba la importancia de elaborar unos buenos planes de seguridad y de evacuación, puesto que no es difícil ver compañeros que convulsionan al comenzar a respirar oxígeno puro o que se desmayan en mitad de un recorrido. Todos estos factores, unidos a que se bucea con cero visibilidad, donde incluso resulta complicado ver a tu binomio, situado a escasos 30  centímetros, hacen que sea necesario controlar cuerpo y mente para evitar situaciones de estrés y reducir el consumo de oxígeno. La fase de Mando de Unidades de Buceadores de Asalto fue impartida por personal del MOE, lo cual lo considero un acierto. En dicha fase se nos instruía en el método de planeamiento de operaciones especiales. Se podría decir que el aprendizaje de dicho método lo he seguido manteniendo en mis labores como jefe de sección y jefe de compañía. Una de las cosas que más me llamó la atención fue el nivel de detalle y minuciosidad alcanzado durante los planeamientos de los diferentes temas tácticos que debíamos ejecutar posteriormente. Esa fase de planeamiento incluía prácticas y experiencias con los diferentes materiales con los que contábamos para la realización de los temas tácticos. Esas experiencias con los materiales aumentaban de manera exponencial la flexibilidad y


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