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30 años de misiones internacionales El programa Cervantes en Líbano En Líbano se han impartido clases a 6.500 personas de 20 pueblos distintos cariño y la cercanía de alguien que simplemente te quiere enseñar», explica el coronel Bustamante. «De hecho —añade— aunque la actividad en sus colegios se haya acabado, nosotros continuamos enseñando para dar continuidad a una actividad que para ellos no tiene nada de sufrimiento y sí mucho de gozo». DESDE BOSNIA El éxito que tuvo el programa Cervantes en Bosnia impulsó a la Brigada Paracaidista, que lo puso en marcha, a implantarlo en Kosovo en el año 2000. Los cursos tenían un mes de duración y se impartían en colegios del área de responsabilidad española, entre ellos Istok, Rakos, Banja, Djurakovak y Suvo Grlo. La exigencia de la misión que allí desarrollaban nuestros militares limitaba el número de alumnos a 35 por centro y para llevar a cabo esta labor extra contaron con el apoyo del Equipo de Apoyo Psicológico del contingente que les proporcionó las pautas psicopedagógicas. Cinco años más tarde, el programa llegó a Afganistán donde los militares enseñaron nuestro idioma y nuestra cultura en el instituto de Qala i Naw. Los sucesivos destacamentos también colaboraron con el Departamento de Español de la Universidad de Kabul donde, antes de comenzar las clases, tuvieron que acondicionar las aulas dañadas por los impactos de artillería. Labores de albañilería, electricidad, pintura, cristalería, fontanería… realizadas con sus propias manos y que ellos mismos sufragaron. Aquel mismo año, en Irak, también al margen del programa Cervantes, la enseñanza se llevó a cabo en las bibliotecas públicas de Diwaniya y Nayaf. La iniciativa formaba parte del proyecto Averroes y tenía como objetivo mantener el intercambio cultural entre España e Irak, además de incrementar el conocimiento y la confianza en las tropas españolas. EL Instituto Cervantes trabaja desde hace años con el Ministerio de Defensa y con las Fuerzas Armadas. Esta cooperación ha sido fundamental dentro del Programa Cervantes que tiene por objetivo la enseñanza de la lengua española en aquellos países de habla no hispana donde España tiene destacamentos de la ONU, como es el caso de Líbano. En la base Miguel de Cervantes, militares españoles voluntarios imparten clases gratuitas de español a la población civil, después de haber sido preparados para ello por el Instituto Cervantes a través de talleres de formación docente. Dos veces al año, el Instituto y las Fuerzas Armadas se ponen de acuerdo para que un destacamento se desplace a la base militar Miguel de Cervantes y se trabaje para que los militares voluntarios adquieran técnicas y herramientas de enseñanza que permitan, a través de las clases sobre la lengua y la cultura española, acercarse a una población local que valora muy positivamente esta iniciativa. Desde 2006, son más de 6.000 los alumnos de español que han pasado por este programa y más de 800 militares los que han compaginado esta tarea de enseñanza con su labor profesional militar llevando el programa a 20 localidades del sur del Líbano y enseñando en 31 centros diferentes: Luis García Montero Director del Instituto Cervantes colegios, centros sociales, ayuntamientos, centros de cultura… Unas clases en las que se mezclan ancianos con niños, grupos un día numerosos y otros con menos gente, adultos que se acercan, unos como actividad de ocio y otros, con interés profesional —algunos llegan a trabajar como intérpretes en la propia base—. Y de esta forma los militares consiguen hacerles llegar la lengua y la cultura española y acercarse al pueblo libanés. Me gusta destacar ese acercamiento intercultural a través de las clases de lengua. Hay que valorar ese acercamiento de manera muy positiva, porque así lo hace la población. El Programa Cervantes sirve de llave a nuestros militares para entrar en localidades donde se respiraba una cierta animadversión hacia los cascos azules y la presencia militar de otros países. Y esta forma de acercamiento ha servido para que se establezcan lazos y que las tropas, que tienen como misión el mantenimiento de la paz, sean recibidas de buen gusto. Así pueden realizar su trabajo de vigilancia y monitorización de los acuerdos firmados por las partes del conflicto. Por otra parte, nos parece de gran interés la cooperación para la enseñanza del español a militares extranjeros que se ha podido hacer de forma presencial en el marco de los cursos impartidos por el Ministerio de Defensa o a través de soportes digitales. Nuestros cursos se están poniendo en marcha en Cabo Verde, Senegal y Mauritania. El Instituto Cervantes es una institución de Estado. Hemos firmado convenios muy diversos con distintas instancias del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación para llevar misiones pedagógicas al África Subsahariana o para formar en la cultura española a distintas delegaciones de diplomáticos extranjeros. También hemos podido firmar convenios con el Ministerio del Interior. Por ejemplo, para formar voluntarios que enseñen español a la población penitenciaria que no conoce nuestro idioma. Este tipo de enseñanzas sirve para que el sistema penitenciario sea, como manda la constitución, una vía de reinserción con la sociedad. Convenios de diversas características que nos ayudan a desarrollar nuestro trabajo como Institución de Estado en nombre de la sociedad española. Y uno de los que más nos enorgullece y que más útil es para la democracia española, para la diplomacia cultural y para la presencia de España en el mundo es el que desarrollamos con el Ministerio de Defensa. Por todo ello, nos alegra sentirnos parte de este proyecto y sentirnos útiles. 16 Revista Española de Defensa Septiembre 2019


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