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V CENTENARIO DE LA PRIMERA VUELTA AL MUNDO DE MAGALLANES Y ELCANO Ya en Sevilla y con la autorización real, el trato de Magallanes con los oficiales de la Casa de la Contratación no fue fácil en los preparativos de la expedición, dado el carácter difícil del portugués y por los recelos de los funcionarios, produciéndose situaciones comprometidas, como la notificación al portugués de que Ruy Falero no fuese en la expedición (el pretexto fue su desequilibrio mental), una decisión de Carlos I, quien nombró el 30 de marzo de 1518 veedor de la misma a Juan de Cartagena, que mandaría también la segunda nao y designó como capitán de la tercera a Gaspar de Quesada. El 8 de mayo se asentaba en los libros de la Casa de la Contratación una Instrucción firmada por el rey detallando las órdenes y extremos que se debían respetar en el transcurso del viaje. Desde el otoño de 1518, el capitán Artieta, acompañado de Duarte Barbosa, recorrían la costa cantábrica, sobre todo los puertos de Bilbao y Fuenterrabía, en busca de embarcaciones. Mientras, el factor Juan de Aranda hacía lo mismo por diversos puertos de la zona gaditana. De los astilleros vascos procedían la mayoría de las naos de la expedición prevista, así como una parte importante de sus pertrechos. La Trinidad, que sería la nao almiranta, Artieta la compró en Bilbao (5). Por fin, pudo reunirse la flota, que se compondría de la Trinidad, la San Antonio —las dos de mayor parte, de 120 toneles, que costaron 270.000 y 330.00 maravedíes, respectivamente—, la Concepción —de 90 toneles y un costo de 228.750 maravedíes—, la Victoria —de 85 toneles pagada con 300.000 maravedíes— y la Santiago —de 75 toneles y un importe de 187.500 maravedíes—. Por lo que se refiere al reclutamiento de los mandos, la escala jerárquica dentro de cada nave la componían capitán, piloto, maestre y contramaestre, cargos que en el momento de la partida estaban ocupados por los personajes que figuran en la página siguiente (en negrita se destacan los que tuvieron importancia en el desarrollo de la expedición). Los pilotos tenían fama reconocida y nombramiento real, si bien hubo problemas por las quejas que plantearon al considerar que sus sueldos eran bajos. Encontrar a los maestres fue más bien fácil, entre los que estaba Juan Sebastián de Elcano (6), un experto marino, que con 23 años llegó a mandar una nao de 200 toneles, con la que sirvió en la flota que acudió en auxilio del Gran Capitán en las campañas de Italia. También participó con ella en las expediciones del cardenal Cisneros contra las plazas de Orán, Bugía y Trípoli. A pesar de las ventajas que proporcionaron sus actuaciones, no percibió por ello compensación alguna, viéndose obligado a hipotecar su barco para garan- (5) Para la actividad naval en el Cantábrico, CASADO SOTO, José Luis: Los barcos del Cantábrico ante la expansión oceánica renacentista, San Sebastián, 2008. (6) Para este personaje, por ejemplo, LUCENA SALMORAL, Manuel: Juan Sebastián Elcano, Madrid, 2003; SANZ, Carlos: Juan Sebastián de Elcano, auténtico protagonista de la primera vuelta alrededor del Mundo, Madrid, 1973. 2019 233


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