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V CENTENARIO DE LA PRIMERA VUELTA AL MUNDO DE MAGALLANES Y ELCANO indudable entre ellos por compartir el anhelo de reconstituir la unidad política perdida (8). Esa deseada unidad peninsular, buscada en principio a través de uniones dinásticas por alianzas matrimoniales tiene un importante hito en el matrimonio entre Fernando de Aragón e Isabel de Castilla en 1479, que da lugar a una unión dinástica, no política; no se titularán reyes de España, por no serlo de todos los reinos peninsulares, sino reyes de los dominios que forman parte de ambas coronas, y el ente político conjunto será denominado la Monarquía Católica o Hispánica (con mayúscula). Solo serán comunes la política exterior, la hacienda real y el ejército, ejerciendo Castilla, de facto, la primacía en esa unidad. Manteniendo esa estructura dual de dos coronas, los territorios nuevos de las Indias recién descubiertas quedan incorporados a la de Castilla. Y en todo caso, Portugal continúa siendo una monarquía conceptualmente hispánica (con minúsculas), todavía movida por el ideal de reunificación peninsular. Una corona, no obstante, no es lo mismo que un reino ni tampoco un título oficial que lleve un monarca. Una corona se puede definir como un conjunto de reinos o territorios que un rey recibe como herencia y que como tal unidad tiene que pasar a su sucesor (9). Es, en conclusión, rey, príncipe o señor de cada uno de sus territorios, sin poseer un título que represente al conjunto de su monarquía. La unión de la práctica totalidad del territorio peninsular bajo un solo monarca tiene un primer momento de posibilidad de realización en el año 1498, bajo dinastía portuguesa, con el nacimiento del infante don Miguel, hijo de Manuel I de Portugal e Isabel de Aragón, hija de los Reyes Católicos. Este infante quedó como heredero de las tres coronas tras la muerte de Juan, primogénito de Castilla y Aragón, pero la temprana muerte de aquel en 1500 malogró esa posibilidad. La segunda, y esta vez exitosa, oportunidad para conseguir la unidad hispánica completa (por la incorporación definitiva en 1515 del Reino de Navarra a Castilla) tiene lugar en 1580 por la extinción de la Casa de Avis en Portugal tras el fallecimiento sucesivo y en poco tiempo de Sebastián I y Enrique I, pasando entonces la Corona lusa a Felipe II. Esa unión dinástica es la culminación del ideal hispánico peninsular y da lugar al imperio más poderoso jamás habido. De haberse mantenido la unión, quién sabe cómo habría sido la historia de España y de toda Europa. Por desgracia, Portugal no estuvo nunca cómodo con las ambiciones europeas de la dinastía de Austria, en las que no veía ningún beneficio, lo que finalmente propició su dolorosa separación en (8) CERVERA, César: «¿Desde cuándo existe la nación española?», ABC, 14 de octubre de 2016. (9) TOMÁS Y VALIENTE, Francisco: El gobierno de la monarquía y la administración de los reinos en la España del siglo XVII, 1982. 246 Agosto-septiembre


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