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V CENTENARIO DE LA PRIMERA VUELTA AL MUNDO DE MAGALLANES Y ELCANO y la falta de información a los demás mandos de la expedición, pese a lo acordado con Carlos I. Ya en el Pacífico (nuevo nombre que le dio Magallanes) la travesía fue muy larga pero sin incidentes notables, salvo por los estragos que causó el escorbuto. Pero por una razón u otra, derivó demasiado al norte de su objetivo, hasta la isla de Guam. Y desde allí, en vez de hacer rumbo al sur, como era de esperar, se dirigió hacia el oeste, llegando a las Filipinas, donde murió en combate con los indígenas en la isla de Mactán, cerca de Cebú. Parece ser que Magallanes creía menor la extensión del Pacífico (siempre el problema de la longitud, cuyo cálculo exacto era imposible entonces, y que acumulando pequeños errores implicaba una gran distorsión en una travesía tan larga), y tal vez temeroso de que las ansiadas Molucas estuvieran en la zona portuguesa, probó suerte en el archipiélago filipino buscando una compensación y para no volver con las manos vacías, pero esta suposición no pasa de ser una hipótesis, por más razonable que pueda parecer. Tal vez sea la explicación más plausible de que Magallanes se enredara en las disputas de los reyezuelos filipinos apartándose de la que era su misión principal y exponiéndose a serias complicaciones. La meta y la difícil vuelta La expedición quedó así sin jefe y sin una orientación válida para llegar a las Molucas, pese a todas las promesas y planes de Magallanes, problema que se subsanó recurriendo a pilotos e informaciones indígenas, por aquellas latitudes buenos navegantes. Tras deshacerse de la nao Concepción, muy averiada y para repartir sus tripulantes entre las otras dos supervivientes, faltas de brazos por las bajas, sus jefes, Elcano y Gómez de Espinosa, decidieron volver a España por rutas distintas: Espinosa cruzando de nuevo el Pacífico hasta América Central, y Elcano por la ruta portuguesa, aun conociendo las órdenes de Manuel I de capturar, incluso por la fuerza, a cualquier buque de la expedición que surcase esas aguas. La Trinidad de Espinosa demoró su salida varios meses por avería, haciéndose a la mar el 6 de abril de 1522, dejando cuatro hombres en la isla de Tidor como encargados de la nueva factoría y embarcándose unos cincuenta, entre ellos el portugués que les había avisado del peligro de las represalias de su rey por invadir aguas e islas que se reservaba en exclusiva. Encontrándose vientos contrarios del este, enderezaron el rumbo hacia el norte, buscándolos favorables, remontando hasta los 42º, donde una violenta tempestad desaparejó el barco por completo y obligó a los tripulantes a demoler sus dos castillos de proa y popa para evitar zozobrar, lo que les privaba de resguardo, estando las bodegas repletas de mercancías, pues embarcaron nada 2019 271


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