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ENRIQUE TAPIAS HERRERO harán también ingleses y holandeses, se sirvieron de la desprotección de las Antillas Menores, que se encontraban a pocos días de Puerto Rico o La Española, para abastecerse de comida y agua y mantener sus embarcaciones. Desde este lugar privilegiado podían actuar contra las rutas dominicanas y puertorriqueñas, así como contra sus poblaciones. Entre 1535 y 1563, corsarios franceses procedentes de La Rochela y Dieppe realizaron sesenta ataques a poblaciones españolas y capturaron 17 naves. En una ocasión, seis navíos vascos con ochocientos hombres y la ayuda de un piloto sevillano saquearon Isla Margarita, Santa Marta y Cartagena. La Corona, ante estos ataques, decidió fortificar los principales asentamientos y, en 1542, enviar una escuadra de seis galeones y seis carabelas con 1.000 hombres para combatir a los corsarios franceses, que estaban diezmando el tráfico comercial. En 1553, Le Clerc, al mando de varias naves, causó terror en Canarias y en poblaciones de las Antillas como Santo Domingo, regresando a Francia con un cuantioso botín. Cuando los corsarios de La Rochela, de filiación calvinista y entre los que se destacaba jacques de Sores4, entraron en liza, convirtieron la guerra corsaria en una guerra de religión, burlándose del culto católico y actuando de una forma mucho más inhumana. Destacó su saqueo de La Habana en 15555. Con la paz de Cateau-Cambrésis, en 1559, se normalizaron las relaciones con Francia, disminuyendo así su actividad corsaria. Durante la primera mitad del siglo XVI, La Española era la isla más poblada y, por tanto, más codiciada por corsarios y piratas, que atacaban sus enclaves costeros y tenían la desfachatez de vender el producto de sus capturas en la costa norte de la isla, que se encontraba muy despoblada, pero donde habitaban colonos ávidos de hacer negocios con mercancías ofrecidas a muy buen precio. A mediados de siglo, el almirante Pedro Menéndez de Avilés, que había actuado como corsario en el Cantábrico, diseñó una doble flota anual a Nueva España y Tierra Firme, al mismo tiempo que descubría las principales minas de plata americanas. Otro logro importante del almirante fue la expulsión de los hugonotes franceses que se habían instalado en las costas de Florida, amenazando así el paso de las flotas en su regreso a Sevilla. Tras fundar San Agustín en 1565, permaneció en Cuba como gobernador hasta 1574, reforzando las defensas de La Habana, lo que evitó nuevos ataques6. Por entonces, tanto Francia como Inglaterra, que todavía no se habían instalado en el Caribe, apoyaban a piratas y corsarios para combatir al imperio español, que persistía en mantener el monopolio comercial con las nuevas tierras7. Ya en la segunda mitad del siglo, john Hawkins (mercader, negrero, corsario y pirata) realizó varias incursiones en aguas caribeñas en calidad de mercader y contrabandista, capturando algunas presas. Su negocio principal consistía en vender esclavos negros a las poblaciones, si era preciso bajo coacción. (4) Sores era más partidario de las incursiones en tierra que del apresamiento de naves. (5) THOMAZI, p. 55. (6) FERNÁNDEZ TORAÑO, A.: Pedro Menéndez de Avilés: señor del Mar Océano, adelantado de la Florida. Madrid, 2018. (7) MARTíNEZ-FERNÁNDEZ, p. 19. 42 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 146


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