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CORSARIOS EN EL CARIBE DURANTE LA CARRERA DE INDIAS la, que estaba casi abandonada. Inicialmente se dedicaban a cazar el abundante ganado salvaje para comerciar con sus pieles y su carne, que, siguiendo las costumbres de los nativos, asaban, secaban y ahumaban en barbacoas –llamadas bucan, de donde proviene el nombre de «bucaneros»–. Vendían a los navíos estos productos y, en ocasiones, se hacían con algunas embarcaciones. Para algunos investigadores, los bucaneros no eran verdaderos piratas. España los expulsó en 1620, pero una década más tarde volvieron a instalarse. A ellos se les unieron otros piratas para formar los llamados «filibusteros», que se especializaron en el saqueo de poblaciones costeras desguarnecidas. La Tortuga, que cambió de manos en varias ocasiones, fue uno de sus habituales refugios. jamaica, tras la ocupación británica, fue el otro asentamiento importante de estos piratas, entre los que destacaron figuras como Masvelt, el Olonés y Morgan. Desde el inicio del siglo asoman nuevos actores en el Caribe: los corsarios holandeses. Se contabilizan 768 navíos que arriban a Cumaná, Araya e Isla Margarita entre 1599 y 1607, en busca de sal para sus importantes pesquerías, ya que se les habían vetado los suministros ibéricos. Al mismo tiempo, comerciaban con los colonos y practicaban el corso y el contrabando. Eran embarcaciones pseudoprivadas apoyadas por los Estados Generales10. De las actuaciones holandesas habría que destacar el ataque y saqueo parcial de San juan de Puerto Rico, en 1625, por una potente flota y, solo tres años más tarde, la captura de la flota de la plata de Nueva España, primera y última vez que se produjo un hecho de estas características. La acción la perpetró una armada de 32 velas financiada por la Compañía de las Indias Occidentales y comandada por el almirante holandés Piet Heyn. Esta captura le costó la cabeza al comandante español, el general Benavides Bazán, y el desastre no fue mayor porque los galeones de Tierra Firme fueron alertados y permanecieron en puerto11. De 1624 a 1633 el comercio español caribeño se redujo un 40 por 100 debido a la presión corsaria, principalmente holandesa. Varias flotas españolas eliminaron asentamientos de extranjeros que amenazaban el tráfico comercial. En 1605, el general Luis Fajardo expulsó a los holandeses asentados en las salinas de Araya; en 1629, el general Fadrique de Toledo hizo lo propio en las islas Nieves y San Cristóbal (Saint Kits and Nevis), donde se habían asentado franceses e ingleses, y en 1632 el general Lope de Hoces desalojó de intrusos la isla de San Martín12. A mediados de siglo, Holanda, Francia e Inglaterra se instalaron en diversos lugares del Caribe, de modo que el comercio ilegal con los enclaves españoles aumentó consi- (10) BARRAZUTTI, Roberto: «La guerre de course néerlandaise dans les Antilles au XVIIe siècle», en PLOUVIEZ, David (dir.): Défense et colonies dans le monde atlantique, Rennes, 2014; SAN MARTíN DE ARTIÑANO, F.j.: La defensa militar de la Carrera de Indias. La Infantería de Armada y el Tercio de Galeones (1521-1717), Madrid, 2015, pp. 379-387. (11) ALCALÁ-ZAMORA Y QUEIPO DE LLANO, j.: España, Flandes y el Mar del Norte (1618- 1675), Barcelona, 1975, p. 251; HARING, C.: Comercio y navegación entre España y las Indias, México, 1972, pp. 296-298; LYNCH, j.: Los Austrias (1516-1700), pp. 499 y 625. (12) SAN MARTíN DE ARTIÑANO, pp. 381-382 y 405-412. Año 2019 REVISTA DE HISTORIA NAVAL 45


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