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AUGUSTO A. ALVES SALGADO Y MIGUEL CASTRO BRANDÃO Este periódico advirtió de que en Portugal había quienes trabajaban para los alemanes, apoyados por la fuerte presencia de estos últimos en España. En este sentido, las autoridades portuguesas sospecharon que los espías al servicio de Alemania sabían que el vapor Ambaca, que provenía de Burdeos con material, podía ser atacado por submarinos alemanes. Estas redes posibilitaban recopilar datos no solo sobre los movimientos de los buques, sino incluso acerca de las defensas existentes. Para evitar lo primero se ordenó a los barcos navegar lejos de la costa española61 y, más tarde, hacerlo durante la noche, como se indica en las instrucciones para los trenes que transportaron el Cuerpo Expedicionario Portugués durante 191762. Es lo que se desprende de las afirmaciones del capitán del lugre Maria Luiza, hundido por un U-Boot el 24 de agosto de 1918, quien declaró que el comandante del U-22 poseía un mapa que mostraba las barreras antisubmarinas del puerto de Lisboa 63. Reforzando estas estructuras «formales» de espionaje, tras la entrada de Portugal en la guerra aparecen los tripulantes de los buques alemanes internados y, más tarde, requisados, los cuales, aparentemente, vagaban por Lisboa en total libertad64. Aprovechando dicha libertad, algunos de ellos lograron huir para acogerse a los barcos alemanes internados en España. Sabemos, por ejemplo, que unos 30 oficiales y 70 marineros se refugiaron en los barcos alemanes surtos en Bilbao65. Es posible que estos y algunos otros indujesen a los servicios británicos de inteligencia a advertir al gobierno portugués, en junio de 1916, de que las minas que estaban emergiendo en la entrada de la barra de Lisboa habían sido fondeadas por pesqueros españoles, con tripulaciones compuestas por alemanes procedentes de los buques requisados por Portugal66. Sabemos que todo fue pura imaginación; las minas que emergieron en la entrada de Lisboa fueron fondeadas únicamente por submarinos alemanes. Más elaboradas fueron las dos iniciativas propuestas por la embajada de Alemania en Madrid. La primera preveía una nueva visita del U-35 a puertos españoles, proponiendo el lanzamiento, en los ríos que desembocan en Portugal, del bacilo del cólera, con el fin de obstaculizar las comunicaciones con los Aliados. Afortunadamente, para que la embajada pudiese cumplir el plan, los cultivos tendrían que ser enviados desde Alemania, lo que inmediatamente provocó su rechazo67. La segunda consistía en que los agregados navales alemanes en Madrid instasen a sus agentes a sobornar a los prácticos españoles, para que provocasen accidentes marítimos, colisiones o varadas a los buques aliados que atracaban en sus puertos. Los prácticos (61) BCM-AH, códice 320, nota 173, 9 julio 1917. (62) TELO y SALGADO. (63) BCM-AH, códice 320, telegrama s/n, 24 agosto 1918, y nota 593, 29 agosto 1918. (64) NA-PRO, ADM137-1203, telegrama 138, 18 abril 1916. (65) GONZÁLEZ CALLEjA y AUBERT, p. 218. (66) BCM-AH, núcleo 320, circular 25 junio 1916. (67) KOERVER, Hans joachim (ed.): German submarine warfare 1914-1918 in the eyes of British Intelligence, s/ed., Berlín, 2010, p. 590. 68 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 146


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