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ENRIQUE DE CARLOS BOUTET enemigos seguían su curso. Amaneció «con los orizontes cargados, mar gruesa del Viento, y éste fresco por el N.O.»52. Los tres buques argelinos navegaban juntos, uno de ellos arriado el juanete para conservar la unión. Viendo los argelinos, con las primeras luces, que les perseguían solo tres jabeques –ya que a las fragatas se las dejó de ver al poco de salir de la bahía de Algeciras–, largaron sus grandes banderas –y el comandante, un gallardetón– y esperaron el ataque de los españoles. El jabeque Pilar, tras acercarse un momento a recibir instrucciones del Gamo, rompió el fuego a las 08:00 con las miras de proa, correspondiendo los argelinos sobre sus orzadas con una viva descarga de fusilería53. A las 08:15 inició fuego el San Luis, y a las 09:00, el Gamo. Se entabló un constante y enérgico fuego entre ambas escuadras, gobernando siempre hacia la costa de África. De esta manera, sin parar de dispararse siempre que podían, fueron acercándose al cabo de Tres Forcas. Los argelinos instalaron los guardatimones y empezaron a disparar por la popa sobre las 10:30. Mientras, al amanecer de ese 30 de noviembre, la escuadra de Barceló apareció a dos leguas y media del morro de Alhucemas, y siguió navegando durante todo el día paralelo a la costa. Hacia las once, la fragata Santa Lucía recibió señales del comandante de encargarse del paquebote, que se desplazó al sur del cabo. Transcurrido un rato, este buque empezó a humear mucho sin que la fragata hubiera tenido oportunidad de alcanzarla. La presa había sido incendiada por los tripulantes argelinos, que dejaron el paquebote unas tres millas al sur del cabo de Tres Forcas, huyendo en la lancha, que fue alcanzada por la Santa Lucía, siendo apresados ocho argelinos. Sobre las doce, los dos jabeques argelinos se habían acercado tanto al cabo de Tres Forcas, que el jabeque grande no tuvo más remedio que pasar entre el cabo y el islote que se encuentra en sus inmediaciones, algo totalmente inusual por lo estrecho del mismo. Probablemente es el farallón al que se refiere Tofiño, unos años más tarde, con estas palabras: «Al S56ºE, no muy distante de lo más oriental del cabo, hay un Farallon nombrado el grande, por ser mayor que otros dos que están mas al S. cien varas distante de dicho Farallon al N39ºE está una Laxa nombrada la Lupiana con 6 pies de fondo. Entre uno y otro de los dos Farallones que están al S del grande, como entre aquellos y éste, y entre éste y la Laxa, se puede pasar con cualquier Navío en caso de necesidad, por haber 15 brazas de fondo por dichos Canales, cuya noticia puede servir…si estando al O. del Cabo fue perseguido de enemigo…suponiendo los vientos declarados por el O. podrá pasar entre el Farallon y el Cabo, ó por donde más le convenga»54. (52) AGS Marina, leg. 457. Carta de Antonio Escaño al marqués González de Castejón con el relato de la batalla. Málaga, 3 de diciembre de 1776. (53) Gaceta de Madrid, núm. 51, 17 de diciembre de 1776, p. 455. (54) TOFIÑO DE SAN MIGUEL, Vicente: Derrotero de las Costas de España en el Mediterráneo y su correspondiente de Africa para inteligencia y uso de las cartas esféricas. Ibarra, Hijos y Compañía, Madrid, 1787, p. 61. 92 REVISTA DE HISTORIA NAVAL Núm. 146


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