Detalle del monumento a Juan Sebastián de Elcano en Sevilla de Antonio Cano Correa, 1973. (Foto: www.wikipedia.org). refiero al propio conferenciante— interesada en el mismo asunto. Pero ni siquiera esta valoración, conformista y quizá sesgada, me impidió comprender que, falto de experiencia en el uso de Google, había sido demasiado específico al proponer la búsqueda. Si el lector se molesta en entrar en este buscador con el nombre del gran marino vasco y reservarse para sí mismo el valorar cuál fue su legado, encontrará respuestas de dos tipos. En primer lugar, aquellas que nos cuentan su biografía, hoy día bastante conocida en España, aunque el resto del mundo siga creyendo que los primeros en dar la vuelta al mundo fueron Magallanes o quizá Drake. En segundo lugar, y desde luego con muchas más entradas que su propia semblanza, encontrará referencias a lo que podríamos llamar su memoria. Algo que sin duda complacería a Juan Sebastián de Elcano, después de todo coetáneo de Jorge Manrique, autor de estos conocidos versos sobre la fama: «Y aunque esta vida de honor tampoco no es eternal, TEMAS GENERALES 446 Octubre
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