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kilómetros aproximadamente, y la 1.ª División Aerotransportada británica, reforzada por la 1 ª Brigada Paracaidista polaca, tendría que ocupar Arnhem y el mastodóntico puente que cruzaba el Rin en esa ciudad. Tal cantidad de hombres no disponía de aviones suficientes para ser transportados en una sola jornada, por lo que se programaron saltos en días consecutivos. Además, la operación debería llevarse a cabo a plena luz del día, lo que constituía toda una novedad. Su justificación radicaba en la experiencia de Normandía y en el hecho de que durante los días de la operación tendrían luna llena. De esta forma, la operación comenzaría el 16 de septiembre de 1944 con un intenso bombardeo nocturno sobre cuatro aeródromos alemanes en Holanda. Al día siguiente, dos enormes formaciones de 1534 aviones de transporte remolcando 500 planeadores con paracaidistas y material despegarían de varios aeródromos de Inglaterra para ser lanzados sobre las zonas de salto previstas. Esta acción fue reforzada por la aviación aliada, con 1113 bombarderos y 1240 cazas que apoyaron a los aviones de transporte. Hay que remarcar especialmente el papel de la aviación aliada al proporcionar una cobertura aérea total durante la operación. Para hacernos una idea de su magnitud, basta con comentar que se realizaron más de 1300 salidas en las primeras 24 horas con el fin de machacar las defensas antiaéreas alemanas e impedir que sus aviones surcaran los cielos. La Luftwaffe apenas pudo despegar sus aeronaves y el combate con los aliados fue totalmente anecdótico. Solamente la lejanía de los aeródromos aliados, que se encontraban en Inglaterra, impediría a los Aliados proporcionar una superior cobertura aérea durante los días que duró la operación. Según los mandos, tanto alemanes como aliados, la inserción de los paracaidistas fue de libro. Los oficiales aliados, de hecho, dijeron después que nunca habían realizado saltos tan precisos y limpios, ni siquiera en ejercicios y maniobras. Las cifras les avalan estas afirmaciones, ya que los señaladores saltaron sin problemas y pudieron dirigir a los aviones aliados hacia sus zonas de lanzamiento con unas pérdidas irrisorias para una operación de tal envergadura. Tanto la 101 como la 1 ª División Aerotransportada británica realizaron las inserciones más perfectas de toda su historia. Los alemanes, por su parte, se vieron enormemente sorprendidos por la gigantesca operación que se estaba desarrollando sobre ellos. Los intensos bombardeos del día previo al lanzamiento paracaidista entraban dentro de las previsiones alemanas de una ofensiva terrestre aliada próxima. Suponían que se trataría del ablandamiento inicial de sus posiciones. El lanzamiento paracaidista les cogió totalmente por sorpresa, aunque la férrea disciplina de los soldados alemanes prevaleció tras la confusión inicial. Prisioneros alemanes de una División Panzer SS. Fuente: wikimedia REVISTA DE AERONÁUTICA Y ASTRONÁUTICA / Noviembre 2019 907


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