Un bot es un programa informático que realiza de forma inteligente tareas repetitivas a través de internet igual que lo haría un ser humano. Pueden reiterar y duplicar millones de veces los mensajes digitales o tuits que se envíen por Twitter o por otra red so­cial, amparados por el anonimato que facilitan dichas plataformas. Pero los bots no solo multiplican las fake news, también las noticias fidedignas, por lo que no son los principales ni únicos responsables de la propagación de la mentira. - Si bien están íntimamente relacio­nados, posverdad y fake news son conceptos diferentes. El primero de­fiende que hay tantas verdades como percepciones, apela a los sentimien­tos y emociones para distorsionar la realidad, engloba las segundas y las utiliza como «munición de guerra» en la consecución de sus fines. Las noti­cias falsas no tienen por qué ser una completa invención. La manipulación suele estar a medio camino entre la verdad y la mentira, que algunos ex­pertos de la propaganda perniciosa denomin - No cabe duda de que las fake news se han convertido en un problema de seguridad para los gobiernos demo­cráticos. Su influencia en la actitud de la gente puede alterar procesos electorales («El Senado de EE. UU. afirma que Rusia interfirió en las elec­ciones para favorecer a Trump»), mo­dificar las decisiones estratégicas de las grandes compañías y corporacio­nes («Detrás de las fake news hay in­tereses económicos»), desprestigiar a líderes políticos («Un vídeo trucado de Obama insultando a Trump alerta de - 1 - 2 - 3 - En ocasiones, las fake news forman parte de ciberataques híbridos, es decir, ciberataques combinados en los que intervienen las noticias fal­sas y otros tipos de ciberdelincuen­cia como los ransomwares (software malicioso que al infectar un ordena­dor le da al intruso la posibilidad de bloquearlo desde un lugar remoto y encriptar los archivos y datos alma­cenados. Normalmente, se pedirá un - En ocasiones, las fake news forman parte de ciberataques híbridos, es decir, ciberataques combinados en los que intervienen las noticias fal­sas y otros tipos de ciberdelincuen­cia como los ransomwares (software malicioso que al infectar un ordena­dor le da al intruso la posibilidad de bloquearlo desde un lugar remoto y encriptar los archivos y datos alma­cenados. Normalmente, se pedirá un - rescate para recuperar la informa­ción). En el ámbito castrense, un ci­berataque híbrido puede consistir en la difusión de primicias o informes fa­laces desestabilizadores que atraigan la atención de los equipos de ciberde­fensa, momento que es aprovechado por el supuesto ciberenemigo para hacerse con el control de las redes in­formáticas militares. - En ocasiones, las fake news forman parte de ciberataques combinados en los que intervienen las noticias falsas o los ransomwares - En ocasiones, las fake news forman parte de ciberataques combinados en los que intervienen las noticias falsas o los ransomwares - El ciberespacio ya no es el campo de batalla del futuro. Es el presente. Du­rante los siglos xix y xx, prácticamen­te todas las guerras se desarrollaron según los principios doctrinales del teórico prusiano Carl Philipp von Clau­sewitz. En el siglo xxi se ha constata­do que las estrategias del pasado, que consideraban fundamentales el terre­no, el clima, la duración de las ope­raciones y las fuerzas militares, han quedado anticuadas ante el nuevo es­cenario bélico que constituye el cibe­respacio, donde las - 4 - 1.º: pueden ser «disparadas» por per­sonal ajeno a la profesión militar y es­casa formación tecnológica e incluso por elementos que escapan al control del poder de los Estados. - 2.º: los ataques pueden producirse en situaciones de paz. - Las siguientes palabras del antiguo presidente de los Estados Unidos Bill Clinton no pueden ser más esclare­cedoras (22 de mayo de 1998): «Aho­ra que nos aproximamos al siglo xxi, nuestros enemigos han ampliado los campos de batalla del espacio físi­co al cibernético. En lugar de invadir nuestras playas o enviar bombarde­ros, estos adversarios pueden in­tentar ataques cibernéticos contra nuestros sistemas militares esencia­les… Si nuestros hijos han de crecer libres, debemos afrontar esas nuevas amenazas co - Las siguientes palabras del antiguo presidente de los Estados Unidos Bill Clinton no pueden ser más esclare­cedoras (22 de mayo de 1998): «Aho­ra que nos aproximamos al siglo xxi, nuestros enemigos han ampliado los campos de batalla del espacio físi­co al cibernético. En lugar de invadir nuestras playas o enviar bombarde­ros, estos adversarios pueden in­tentar ataques cibernéticos contra nuestros sistemas militares esencia­les… Si nuestros hijos han de crecer libres, debemos afrontar esas nuevas amenazas co - 5 - La guerra de la información veraz con­tra la desinformación ha suscitado la creación de unidades militares espe­cializadas en combatir (y en algunos casos promover) las fake news. En fe­brero de 2017, el ministro de defen­sa ruso Sergei Shoigu anunció en la Duma la creación de una división de propaganda encargada de acometer acciones informativas. Según expu­so Shoigu, «la propaganda debe ser inteligente, lista y eficiente». No dio más detalles de la composición y ob­jetivos de esa unidad. El general reti­r - 6 - En 2013, la revista El Correo Mili­tar-Industrial, editada en la Federa­ción Rusa, se hacía eco de un discurso pronunciado por el general Valeri Guerásimov, jefe del Estado Mayor ruso, en el que abogaba por que Ru­sia adaptara sus estrategias militares al entorno digital. En su alocución, Guerásimov aseveraba: «Las normas de la guerra han cambiado. El papel de los medios no militares para lograr fines políticos y estratégicos ha creci­do y, en muchos casos, ha demostra­do ser mucho más efectivo que el uso d - 7 - Guerásimov planteaba la necesidad de debilitar al enemigo alimentando «la oposición interna para abrir un frente - 12 / Revista Ejército n.º 945 • diciembre 2019

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Un bot es un programa informático que realiza de forma inteligente tareas repetitivas a través de internet igual que lo haría un ser humano. Pueden reiterar y duplicar millones de veces los mensajes digitales o tuits que se envíen por Twitter o por otra red social, amparados por el anonimato que facilitan dichas plataformas. Pero los bots no solo multiplican las fake news, también las noticias fidedignas, por lo que no son los principales ni únicos responsables de la propagación de la mentira. Si bien están íntimamente relacionados, posverdad y fake news son conceptos diferentes. El primero defiende que hay tantas verdades como percepciones, apela a los sentimientos y emociones para distorsionar la realidad, engloba las segundas y las utiliza como «munición de guerra» en la consecución de sus fines. Las noticias falsas no tienen por qué ser una completa invención. La manipulación suele estar a medio camino entre la verdad y la mentira, que algunos expertos de la propaganda perniciosa denominan realidad alternativa. No cabe duda de que las fake news se han convertido en un problema de seguridad para los gobiernos democráticos. Su influencia en la actitud de la gente puede alterar procesos electorales («El Senado de EE. UU. afirma que Rusia interfirió en las elecciones para favorecer a Trump»1), modificar las decisiones estratégicas de las grandes compañías y corporaciones («Detrás de las fake news hay intereses económicos»2), desprestigiar a líderes políticos («Un vídeo trucado de Obama insultando a Trump alerta de las fake news»3) y crear corrientes de opinión favorables a los designios y acciones militares de potencias extranjeras que contravienen el derecho internacional. En ocasiones, las fake news forman parte de ciberataques híbridos, es decir, ciberataques combinados en los que intervienen las noticias falsas y otros tipos de ciberdelincuencia como los ransomwares (software malicioso que al infectar un ordenador le da al intruso la posibilidad de bloquearlo desde un lugar remoto y encriptar los archivos y datos almacenados. Normalmente, se pedirá un rescate para recuperar la información). En el ámbito castrense, un ciberataque híbrido puede consistir en la difusión de primicias o informes falaces desestabilizadores que atraigan la atención de los equipos de ciberdefensa, momento que es aprovechado por el supuesto ciberenemigo para hacerse con el control de las redes informáticas militares. En ocasiones, las fake news forman parte de ciberataques combinados en los que intervienen las noticias falsas o los ransomwares El ciberespacio ya no es el campo de batalla del futuro. Es el presente. Durante los siglos xix y xx, prácticamente todas las guerras se desarrollaron según los principios doctrinales del teórico prusiano Carl Philipp von Clausewitz. En el siglo xxi se ha constatado que las estrategias del pasado, que consideraban fundamentales el terreno, el clima, la duración de las operaciones y las fuerzas militares, han quedado anticuadas ante el nuevo escenario bélico que constituye el ciberespacio, donde las fake news vuelan y son tan destructivas como lo fueron los proyectiles que surgían de las bocas de obuses y cañones, pero con dos diferencias fundamentales que hacen de las noticias falsas una «nueva arma de destrucción masiva»4: 1.º: pueden ser «disparadas» por personal ajeno a la profesión militar y escasa formación tecnológica e incluso por elementos que escapan al control del poder de los Estados. 2.º: los ataques pueden producirse en situaciones de paz. Las siguientes palabras del antiguo presidente de los Estados Unidos Bill Clinton no pueden ser más esclarecedoras (22 de mayo de 1998): «Ahora que nos aproximamos al siglo xxi, nuestros enemigos han ampliado los campos de batalla del espacio físico al cibernético. En lugar de invadir nuestras playas o enviar bombarderos, estos adversarios pueden intentar ataques cibernéticos contra nuestros sistemas militares esenciales… Si nuestros hijos han de crecer libres, debemos afrontar esas nuevas amenazas con el mismo rigor y determinación que empleamos contra las amenazas a nuestra seguridad más severas de este siglo»5. La guerra de la información veraz contra la desinformación ha suscitado la creación de unidades militares especializadas en combatir (y en algunos casos promover) las fake news. En febrero de 2017, el ministro de defensa ruso Sergei Shoigu anunció en la Duma la creación de una división de propaganda encargada de acometer acciones informativas. Según expuso Shoigu, «la propaganda debe ser inteligente, lista y eficiente». No dio más detalles de la composición y objetivos de esa unidad. El general retirado Vladimir Shamanov, que preside el Comité de Defensa en la Cámara Baja, admitió también en aquella sesión la existencia de esa división, refiriéndose solo a ella por sus objetivos: proteger los intereses de defensa nacional y acometer operaciones de guerra informativa, incluidos los ciberataques6. En 2013, la revista El Correo Militar- Industrial, editada en la Federación Rusa, se hacía eco de un discurso pronunciado por el general Valeri Guerásimov, jefe del Estado Mayor ruso, en el que abogaba por que Rusia adaptara sus estrategias militares al entorno digital. En su alocución, Guerásimov aseveraba: «Las normas de la guerra han cambiado. El papel de los medios no militares para lograr fines políticos y estratégicos ha crecido y, en muchos casos, ha demostrado ser mucho más efectivo que el uso de la fuerza con armas»7. Guerásimov planteaba la necesidad de debilitar al enemigo alimentando «la oposición interna para abrir un frente 12 /Revista Ejército n.º 945 • diciembre 2019


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